Los alemanes nos hemos quedado sin papa (alemán). Digo esto como alemana que seré en nada, pues hoy me han dicho que me conceden la nacionalidad alemana. Han tramitado todos los documentos que presenté y me consideran "apta" para el "diploma" teutón. Cuando presenté todo me dijeron que en el momento que me entreguen el papel en mano, seré alemana y con él podré solicitar pasaporte y carné de identidad. Así que todavía no lo soy hasta que no salga de un edificio gris con el certificado en la mano.
La funcionaria alemana me ha mandado el correo con la noticia a las 6.15 de la mañana y yo lo he leído media hora después: son horarios alemanes para dar una noticia así. Y como el resto de mi día ha sido un continuo sinparar, no ha sido hasta ahora que he comprendido que hoy ha pasado algo importante en mi vida.
El Papa está ya en la residencia de vacaciones del Vaticano. Para un Papa que se retira por motivos de salud o por no tener las fuerzas suficientes para realizar su labor, a mí me parece que el hombre está más lúcido de lo que parece. Debe haber pensado que por qué esperar a morirse y no enterarse de su despedida, a hacerlo así, con pompa y boato. Y en vez de dejar el Vaticano en ataúd, lo ha hecho en helicóptero, que es mucho mejor. Seguirá llamándose Papa Benedicto XVI, y salvo entregar el anillo y los zapatos rojos, que tampoco eran para tanto, disfrutará del "más allá" mejor que si hubiese salido con los pies por delante. No está mal pensado. Para qué lidiar con las intrigas de la iglesia o el mayordomo infiel, pudiendo dedicarse a la vida contemplativa en vivo y no muerto. Probablemente esté ya durmiendo a pierna suelta en su cama con dosel o tomándose una cervecita alemana para celebrar su jubilación y no su muerte en compañía de los "arcángeles" del cielo.
Yo no me he tomado nada para celebrar mi "germanización", pero todo llegará.
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