Como era de esperar, la ministra de Educación ha dimitido hoy, tras volver ayer de Suráfrica y reúnirse con Merkel. Aquí no se toleran tonterías, y la verdad es que cada vez me parece mejor. Nuestros representantes, a los que pagamos todos, si no son dignos de nuestra confianza, fuera. En España resultará irrisorio que alguien dimita por haber plagiado su tesis doctoral hace 30 años, cuando Ana Mato sigue en su puesto de ministra u otros muchos políticos que han pedido toda su credibilidad y honor, que no parecen ni tener.
Lo que la sociedad alemana no perdona es que le tomen el pelo. La hoy ex ministra dijo estar muy avergonzada de que zu Guttenberg hubiese cometido plagio cuando le pillaron a él. El mismo día que la Universidad de Düsseldorf le quitó el título de doctorado a ella, otro político tuvo un percance que a mí me produjo risa cuando lo oí en la radio del coche. El ministro de Justicia de Baja Sajonia fue elegido el martes candidato para presidir el parlamento de ese estado federal. Lo celebraron él y su partido por todo lo alto, y con unas cuantas copas, de más... De camino a casa le pilló la policía en un control de alcoholemia, sopló el tubito, y tenía 0,8 de alcohol en la sangre. Su explicación al día siguiente fue que tras la fiesta se fue a su despacho y siguió trabajando. Y por la noche se fue en coche a casa, un trayecto de 3 km, aunque debería haberse cogido un coche, o ir andando o haber pedido un coche oficial. Se fustigó en público, dijo que fue un gran error y que lo sentía muchísimo, pero que eso no cuestionaba nada su labor política.
Éste no ha dimitido ni creo que lo haga por esto, pero lo bueno de Alemania es que los políticos parecen humanos. Les pillan como nos pillarían a cualquiera pero la diferencia es que nosotros gente normal pagamos la multa o nos quitan el carné de conducir o el doctorado, pero en Alemania los políticos no son solo personas normales, sino personas públicas que pagamos todos y nos representan, mientras se comporten de acuerdo a lo que predican. En diciembre de 2010, el mismo al que ahora le han quitado un mes el carné de conducir y le han puesto una buena multa, exigió que ya un 0,3 de alcohol en la sangre fuera ya "pecado". En su campaña para lograr esta buena causa, se tomo 5 cervezas de medio litro cada una y un aguardiente, y se hizo una prueba de alcohol que dio un nivel de 0,67, menos de lo que dio el martes en la vida real. Debía pensar que solo pillan a la gente normal. Genial que pillen a los moralistas y predicadores también.
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