domingo, 3 de marzo de 2013

Las ventajas de un blog

A veces, cuando no escribo dos días en este blog, me parece que ha pasado una eternidad, pero sobre todo montones de cosas. He tenido dos días muy positivos: para los que hemos tomado medicación para los nervios es un gran día el momento en el que tu médico te dice que te quita las pastillas, porque piensa que no los necesitas más. Y es cierto que tras tres días sin tomarlos, pienso que puedo sin ellos. Así que de un día para otro, dejas de tomarte esa pastillita que te hizo una "piel más dura", como dicen los alemanes, y espero que el grosor de la misma se mantenga. Durante el tiempo que las he tomado, hasta me alegré el par de veces que me afectaron ciertas cosas, como signo de que no me estaban haciendo insensible del todo. Y además de dejar las pastillas, ayer fui a recuperar el dinero robado a mi hija, como conté que ocurrió, en lo que fue otro momento desagradable, pero necesario, pero por la noche tuve el placer de ver a un amigo mío, uno que conocí en un blog...

Lo de internet es un chollo. No sé por qué hay tantos detractores. Yo he conocido a gente estupenda a través del ciberespacio. En internet no hay menos impresentables que en la vida real, y a esos los evitas en una y otra parte. Incluso en la vida real son peores aún, pues los tienes delante. Pero a la gente estupenda, sería una pena dejarla en el ciberespacio y no hacerlos reales. Uno de ellos es mi amigo Nacho, que conocí a través de mi blog anterior el verano pasado. Vive a 100 km de Hamburgo. Nos carteamos, o mejor dicho, nos escribimos correos electrónicos, y podemos compartir experiencias de españoles antediluvianos en Alemania. En el restaurante español en el que cenamos ayer, la camarera de Móstoles, y el chaval de las Canarias, nos parecían jovenzuelos en estas tierras. Pero qué más da. Ya quisieran muchos estar y ser como está y es él, después de lo mucho que ha vivido en su vida. Y yo, después de lo que he vivido en mis últimos seis años, muchísimas cosas malas, le veo a él, y me pido ser y estar así en unos años, o quizá ya mismo, en cuanto termine de pasar el vendaval. Admiro a Nacho y a otro amigo que conocí en internet hace ya dos años y que también me ha ayudado muchísimo en tiempos difíciles.

Al final no van a haber sido las pastillas. Estoy segura. Por eso, aunque hoy el domingo se haya torcido por motivos que no voy a airear y me hayan amargado el día, repito que no necesito las pastillas. Creo haber logrado una estabilidad suficiente como para seguir "sola". Y mientras el tiempo pasa y comience mi nueva vida, que ésa sí que es la solución a muchos problemas, me largo unos días a mi tierra. Necesito más que nunca respirar aire madrileño y estar con los míos. Es grande sin embargo saber que aquí hay gente como Nacho, que se ponen al mundo por montera, y que tras un palo muy gordo en su vida, mantiene un espíritu que ya quisieran muchos que viven amargados negando cosas incambiables.

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