Alemania debate desde ayer si la ministra de Educación Annette Schavan debe dimitir o no. La Universidad de Düsseldorf le ha retirado su título de doctorado, por la tesis que escribió hace 30 años plagiando descaradamente. Como terminó directamente su carrera con el doctorado, y no con ningún otro título, eso quiere decir que su nivel de estudios es ahora el de bachillerato. Ocurrió hace mucho, dicen unos. Es un linchamiento en toda regla, dicen otros. El proceso de control realizado por la universidad en su investigación no ha sido limpio, dice ella, y ha recurrido. Pero el daño está hecho, y la gran mayoría piensa que como ministra de Educación, como cabeza de la ciencia, debe dimitir, si ella misma no ha hecho uso debido de lo ético en materia de investigación.
Ya llevamos dos ministros copiones, y el otro dimitió. Merkel dice "apoyar" a la ministra. Las otras veces en las que defendió a sus ministros o miembros de su partido, al poco tiempo estos dimitieron; incluso una vez ella echó a uno que no se daba por aludido, pese a querer ella mantenerlo... Así que Schavan va a dimitir, eso está claro. Aquí no se toleran esas tonterías y los que caen en desgracia no se mantienen, y menos en un año de elecciones.
Si además, la señora Schavan ha hecho gala de su título de doctorado toda su vida, y ha accedido por ello a mejores puestos, sueldos, lo ha hecho en base a mentir. Es como los que trabajan de médicos sin serlo o si hay algún taxista que condujera sin carné de conducir, que seguro que hay. Son unos estafadores. Schavan dijo en su momento, cuando pillaron al otro copión, que se avergonzaba. Ahora sabemos por qué. Qué panda de aprovechados nos gobiernan. Y desde luego que ella, como ministra de Educación no es sostenible y ni siquiera biodegradable en la política.
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