viernes, 15 de febrero de 2013
El puente hacia una nueva vida
Pues si estos días me indigné, hoy siento alivio. Tengo piso. Y con vistas a un puente. El otro día cuando vi el puente desde la ventana pensé que eso era una buena premonición, pero no quise pregonarlo ni alegrarme antes de tiempo. Pero ese puente será mío al igual que mi nueva vida, que comenzará esta primavera. La felicidad no se mide en metros cuadrados, ni tampoco la armonía familiar. Se puede vivir solitario en palacio, o independiente y feliz en un piso mucho más pequeño. El tamaño de tu vida y la amplitud del aire que respiras viene de tu interior. Cuántas mujeres me han dicho estos últimos meses que se separarían, pero que no quieren dejar esos metros cuadrados, ese jardín, y sus vidas tal y como son ahora, por miedo. No es fácil, pero el trecho hasta llegar al día de hoy ha sido peor. Ahora veo puentes, y una vida mucho más sencilla, aunque muchos no quieran creerse que es así. La vida son cuatro días, y como dijo Woody Allen, la mayor causa del divorcio es el matrimonio. La sociedad ya no discrimina a una mujer por estar separada ni estigmatiza a niños de padres separados, y eso es un avance. Al menos ése. Una relación tiene solo sentido si vale la pena para los dos. Si el único nexo son los hijos, o el qué dirán, o el estatus social u económico, entonces se convierte en un infierno, pues estás intentando mantener en pie algo que se ha desplomado. Y en eso se te puede ir la poca energía que te quedaba y terminar contigo. Una relación es cosa de dos, y ambos tienen igual de culpa cuando se fracasa. Nadie es más víctima ni más verdugo que él otro, pues ambos lo tuvieron en las manos. Puedes mirar al pasado y darte cuenta de cuándo fue el comienzo del fin, y uno mismo lo supo entonces, y fue imparable lo que vino después, porque para frenarlo hubiese habido que tomar otras decisiones, que no eran lo que parecía lo mejor para todos. Si te adaptas a todo en pro de la armonía familiar y metes con calzador lo que no se adapta a tu horma de ninguna de las maneras, tú te deformas y todo se malforma. La vida es breve, sí, pero en nuestras manos tenemos más de lo que nos creemos. Todo es perecedero, nosotros mismos, y no merece la pena malgastar la vida sin tener ganas de vivirla. Un día te puede caer un meteorito en la cabeza, como hoy en Rusia, y al menos podrás decir que viviste con alegría y en paz el resto de tu vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Enhorabuena. Que seas muy muy feliz.
ResponderEliminar