domingo, 3 de junio de 2012

Imposible silenciar

Este fin de semana Hamburgo ha sido escenario de una manifestación y de una contramanifestación. La primera era de los nazis, que se manifestaron en el barrio de Wandsbek, al este de Hamburgo. Trataron de prohibirla pero el juez confirmó el permiso. Vivimos en un estado democrático, y eso significa que hasta los nazis se puedan manifestar, por mucho que nos duela. Y el resto de los partidos, el Ayuntamiento, escuelas, y otros grupos, movilizaron para una concentración en la Plaza del Ayuntamiento, con el lema "Hamburg bekennt Farbe: für Demokratie, Toleranz und Vielfalt", algo así como "Hamburgo se define: por la democracia, tolerancia y diversidad", y la palabra Hamburg estaba escrita con diferentes colores.

La manifestación del Ayuntamiento fue un éxito, pacífica, y ahora lamento no haber ido con mis hijas. Son los momentos en los que hay que dejar todo lo que se tenga que hacer y salir a la calle, y yo ayer, por desgracia, no lo vi a tiempo, obcecada con las tareas de un sábado normal. Y los nazis se manifestaron, para estupor de muchos vecinos de ese barrio. Hoy he oído en la radio cómo varias ancianas decían: "no de nuevo, por favor". Para mucha gente debe ser horrible volver a oír ciertas frases, ver cierta estética y recordar. Muchos miraron a otro lado en aquel momento, y eso no puede repetirse. Y por eso estuvo bien que decenas de miles fueran al Ayuntamiento.

Por desgracia también hubo el punto negro de la jornada: los grupos violentos de izquierda, que trataron de arrimarse todo lo más posible a la manifestación, y que como suelen hacer, quemaron cubos de basura, vehículos, y conviertieron las calles, por supuesto que con "ayuda" de los nazis en batallas campales, y los vecinos de la zona aterrorizados.

No se necesita la violencia para protestar, del signo que sea. Desde luego que la próxima vez voy a ir, porque, como también se podría traducir el lema del acto pacífico, hay que mojarse.

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