martes, 5 de junio de 2012

Idilio puro

Jo, últimamente no me entero de nada. Para una vez que se pone sexy el barrio de al lado, al que voy a menudo, al mercado, que me encanta, e incluso a trabajar, y voy y me entero al día siguiente. Ayer vi en el periódico de Hamburgo que el domingo se hicieron las fotos para el calendario de los campesinos o los granjeros. Lo comenté en una de mis clases, en ese mismo barrio, y me dijeron que eso antes daba nombre al calendario que siguen los agricultores a la hora de plantar o recolectar frutas o verduras. Pero como los tiempos cambian, hoy día eso es un calendario con chicas ligeras de ropa en lugares rurales, haciendo labores típicas de la agricultura o la granja, muy sexy todo. Posaron cuatro chicas, elegidas previamente a través de un casting, y que tienen que ver algo con ese mundo, no de modelos en cueros, sino de las profesiones del campo: una de 22 años, es agricultora y "manager de cerdos" (increíble lo que la lengua alemana hace posible; yo me imagino que sabrá mucho sobre cerdos, pero eso cualquiera hoy día); otra, de 33, es "propietaria y críadora de caballos"; otra, de 20, estudia Agrónomos, y la que más méritos hace es una de 20, "hija de un agricultor".

Acabo de ver las fotos, y son "monísimas". Yo me fijo en los tractores, los campos idílicos, los caballos, las cabritas (las de cuatro patas, no vuelvan a pensar mal), el hacha que lleva una desabrigada en la mano, el lago en el que se mete una tipo "miss camiseta mojada". Pero ante todo pienso en la que se van a coger las pobres, pues desde el viernes hace un frío que pela, y yo no entro en calor, y me da cosa ver a las pobrecillas así, pasando frío, todo por la fama, y los del equipo que hacen las fotos, hasta con plumas puestos. Así cualquiera. Ellas se lo curran bien.

Pero tengo que comentar sobre el escenario de las fotos. Volksdorf no es un "pueblo del pueblo", valga la redundancia, que es lo que sería la tradución, pero es el nombre de un barrio muy burgués, tranquilo, en la periferia de Hamburgo, que parece un pueblo, pero no para pueblo, sino para gente que pueda pagar tanta tranquilidad. Digamos que mi barrio viene a ser lo mismo, pero no llega al puntito de "aquí hay clase" que tiene Volksdorf. Los de mi barrio somos unos "arrimaos". El estilo de vida viene a ser el mismo, pero nos falta el pedigrí y somos algo entremedias, entre ése y otros barrios.

Las fotos las realizaron en el "Pueblo Museo" del barrio. Se trata de un museo muy bonito que parece un viaje al pasado. Varias casas de agricultores y granjeros muestran los oficios de antaño, y donde se realizan actividades culturales relacionadas con los productos de la zona. El lugar no podría ser más adecuado. Por eso, cuando leí sobre la sesión de fotos, pensé que de toda Alemania tenían que hacerlas aquí al ladito, idilio puro, y a 10 minutos de mi casa. La segunda sesión para el calendario de 2013 la harán en Baviera, que es lo que uno se imagina en Alemania como vida campesina por excelencia. Pero aquí lo tenemos a la puerta de casa.

No será el calendario Pirelli, aunque yo me quedaría con uno de bomberos, que aquí no se hacen, y ni aunque vivo a un paso de un parque de bomberos, he visto jamás una sesión de fotos así. Una lástima. Tampoco los bomberos de aquí se parecen a esos de los calendarios de España, pues como le expliqué una vez a un amigo, que hablando por teléfono oyó que salía un coche de bomberos y me dijo "anda, pillina", aquí los bomberos son cosa seria. No las campesinas, como vemos.

O las escritoras de Volksdorf. En ese barrio creció la autora, Tina Uebel, y de él huyo en cuanto pudo, a St Pauli, donde vive, y que no podría ser más distinto. El año pasado en febrero apareció su novela "Last Exit Volksdorf", en la que no dejaba títere con cabeza en ese idilio y destrozaba de tal manera a sus personajes y al barrio que fue insultada y declarada persona non grata. Además, alguien que se reconoció en el libro, movilizó a abogados, y consiguió que se retirara la novela del mercado. Unos cuantos meses después volvió a aparecer una edición nueva, en la que corrigió unas 30 páginas y cambió el nombre de un personaje. Trató de quitar tensión al asunto diciendo que el libro es un ejemplo de los muchos Volksdorfs que hay en el mundo. Gente que lo ha leído me ha comentado que el libro es brutal, y muy desagradable. Son personajes atrapados en sus mundos perfectos, tras los que se esconden miserias humanas de todo tipo, ahogados además por querer tapar todo lo que se sale de la norma del lugar. Todavía me tienta leerlo y quizá lo haga un día. La prohibición de su libro le dio más lectores y publicidad de la esperada. Pero a mí no se me pasó inadvertida su publicación, tan solo por el nombre del libro, que me dice mucho, al igual que tampoco que se realizaran las fotos de las campesinas justo ahí mismo. En un barrio perfecto.

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