viernes, 6 de abril de 2012

Se acerca la Pascua

El Viernes Santo es un día muy tranquilo y no por santo. Está encasillado entre el jueves que precede a los cuatro días libres seguidos para la mayoría, de viernes a lunes, pues el jueves no es fiesta y la Semana Santa no existe. Me explico: es cuestión de la terminología, que lo dice ya todo. En España se llama Semana Santa porque es toda la semana lo que cuenta, por no haber colegio, y por tener tanta gente toda la semana libre. Aquí se llama Pascua, porque se celebra el Domingo de Pascua y el Lunes de Pascua. El Viernes Santo es la propina, un día tranquilo encajonado entre el estrés del día antes, y el del sábado anterior a las dos fiestas grandes, que forman la Pascua, que se celebra en dos días. Ayer, día laborable normal aquí, estaban los supermercados y mercados como si fuese Nochebuena o el día antes, había atascos por todas partes, y se notaba algo en el aire. La Pascua se celebra en familia, como la Navidad, y se hacen desayunos y comidas opíparas. Y esos dos días se vuelve a reposar de verdad, pero celebrando. Hoy estamos en tránsito, a lo que nos falta todavía.

Y es que la Pascua aquí es mucho. Se celebra que es Pascua, y no otra cosa. No hay más que mirar todas las palabras que llevan el término Ostern = Pascua:

Osterei: el huevo de Pascua. Puede ser de chocolate, de todos los tamaños, rellenos y marcas. Nos los venden ya en enero en el supermercado, en cuanto pasa la Navidad. Se buscan el domingo y el lunes, en el jardín, o donde sea. Y rompen con el ayuno de chocolate que muchos realizan durante la Cuaresma, algo curioso aquí. Así se pueden dar un atracón mayor al pasar la penitencia. También se comen huevos normales, los de las gallinas, y es muy normal desayunar unos cuantos. Con eso y el desayuno tan contundente que acompaña a los huevos, te quedas a reventar hasta por la tarde, que es cuando sigues comiendo.
Osterhase: la liebre de Pascua. Adorna las casas, e incluso por obra y gracia del mundo consumista, trae regalitos a los niños. Es que desde Navidad ha pasado mucho tiempo, y hay que solucionarlo.
Osterfrühstück: el desayuno de Pascua. Es muy común celebrarlos con invitados, o en su versión moderna de Osterbrunch, la mezcla de desayuno con comida que te da para todo el día. Las revistas están llenas de ideas de recetas para la ocasión.
Osterfeuer: los fuegos de Pascua. Se realizan el sábado por la noche. El fuego es el símbolo de la resurección, pero en su versión pagana, que es la que prima, sirven para quemar el invierno y dar la bienvenida al renacer de la primavera. Y para montar un fuego, vamos, algo que les encanta a los alemanes. Lo gracioso es que los organizan en muchos casos los bomberos mismos, en el parque de bomberos. Aquí no dejamos que surja un fuego que no vaya a estar controlado semanas antes.
Osterbaum: arbolitos que se ponen en las casa con ramas de cerezo o sauce y del que se cuelgan todo tipo de huevos, pollitos, conejitos y todo lo que toca estos días, en los colores correspondientes, naranja, amarillo y verde claro.
Osterlamm: el cordero de Pascua. En un país en el que no se come mucho cordero, de hacerlo es ahora. Y el surtido será el mayor del año en las carnicerías.
Osterspaziergang: el paseíto que da la gente para bajar la comida, los huevos en sus dos formas, entre comidas. Tiene reminiscencias literarias al poema de Goethe del mismo nombre de su obra Fausto, en la que éste se da un paseíto con la gente normal y todos disfrutan de ese domingo de Pascua.

Mañana todo el mundo saldrá en estampida a comprar todo lo que les falte, porque en realidad, mientras que en la mayor parte de España la Semana Santa termina el domingo, nosotros comenzamos la Pascua ese día. Con todo esto y más. Son días familiares, días de reposo, y de mirar el calendario y ver que aunque haga frío todavía en la mayoría de los casos, la primavera está ahí y no hay quien la pare.

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