lunes, 23 de abril de 2012

Conclusiones de un fin de semana

A ver, dónde me quedé. Ah, la comunión. Es que hoy voy algo lenta. Ha sido un fin de semana tan intenso y tan divertido, que ahora ralentiza uno el ritmo sin querer. Y si bien durante días, una tira durmiendo poco, de repente hoy, al relajarse, es cuando te das cuenta de que no has parado realmente. Y hoy es el momento de recapitular, antes de que la rutina me tenga otra vez, como se dice en alemán.

Hay varias conclusiones de los últimos días: si hay que inventarse una comunión se hace, como excusa para que venga la familia. Ya lo dijo mi sobrina Paula, de cuatro años, el otro día en el Dom, el parque de atracciones ambulante de Hamburgo, cuya edición primaveral terminó ayer, y que todavía pudieron ver. Tras dar toda la vuelta el recinto, llegando al final, mirando a los aparatos, y tras haberse subido en varias atracciones y haber hecho de todo, dijo: "Al año que viene, si eso, si alguien hace la comunión, venimos". Yo dije que bueno, que si hay que inventarse una comunión que nos la inventamos, y que si no la hago yo. La cría lo vio claro: qué buena idea tener algo por lo que venir en pleno mes de abril, toda la familia. Segunda conclusión: las comuniones en Alemania son menos negocio que lo son en España. Ejemplo: las fotos. En la iglesia había dos fotógrafos que posteriormente pondrán todas las fotos en un CD que venderán por 5 €. Luego los atuendos: cada uno va como quiere vestido. Había críos con deportivas y pantalones de sport. Tercero: todas estas celebraciones son culturales, y no tienes más que darte una vuelta por una, y sabrás en qué país estás. Por ejemplo, en Alemania se dan los regalos, y el agasajado, los pone en una mesa. Esto irrita en sobremanera a los españoles, que acaban por preguntar si no se abren. Eso se hace luego en casa: uno se los lleva todos sin abrir, y los desempaqueta luego en la intimidad del hogar. De esa manera, nadie compara los regalos entre sí, salvo los que están en el momento de abrirlos, claro, pero no trasciende quién ha regalado qué. Aquí no se dan explicaciones de nada innecesariamente. Y cuarto: hacer la comunión en Hamburgo es algo muy raro. Esto es zona protestante por lo que los niños que la hacen son algo exótico. Es el momento en el que muchos protestantes te dicen que les parece una edad muy buena para tener tu día protagonista, pues son más pequeños que los protestantes, que hacen la confirmación con 13 ó 14 años, una edad en la que no molan nada esos encuentros en la iglesia. Así que este fin de semana, o estas semanas de abril, hay muchos más grupos de confirmaciones por ahí, que de comunión. Y quinto: no somos nadie. Planeas esto hace meses, y luego se te pasa volando. Pero eso aquí y en todo el mundo. Menos mal que luego siempre nos queda la resaca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario