Cuando pienso en cómo me quitaron a mí unos papilomas allá por el año 1988... Me metieron una especie de pistola en el talón en el lugar dónde los tenía, para congelarlos con frío. Estuve un par de semanas coja, del dolor que me quedó. Pero es que eran papilomas españoles, que no son especie protegida, como la rama alemana. Aquí a los papilomas se los trata muy bien. Se les da tratamiento y se les quita, pero por las buenas, nada de salvajadas. Así lleva mi hija con unos papilomas en los dedos gordos de los pies durante meses, ya he perdido la cuenta cuántos. Se pone unas tiritas que los reblandecen, antes un líquido que al parecer hace algo, y vamos al médico cada semana a que le quite un buen trozo de piel con papiloma, pero los papilomas siguen campando a sus anchas, y empiezo a pensar que, o hacemos algo más radical, o se quedarán en el spa en el que viven para siempre. Aquí hay varias teorías: que se van solos cuando les da la gana, se traten o no, o que se pueden tomar las bolitas de los tratamientos homeopáticos para combatirlos, o como mucho se les quita con mimo y esmero, como hacemos nosotras. Se trata de que no duela, y de que no salga ni una gota de sangre.
Con otras cosas no se andan con chiquitas, por el contrario. Mañana es la famosa excursión de la que hablé ya en este blog en la que la clase de mi hija, de sexto, irá al hospital a que les den un tratamiento de choque para que no fumen. Van a presenciar una broncoscopia a un paciente con cáncer de pulmón en vivo, además de entrevistar a fumadores enfermos (arrepentidos) de cáncer de pulmón. Al final no di mi consentimiento a la visita porque a mi hija le da pánico y es seguro que se desmayaría y montaría el numerito. La semana pasada tuve ocasión de hablar en persona con el profesor, y entendió plenamente mi negativa, pues, según me contó, siempre hay dos o más niños que se desmayan, e incluso para los adultos acompañantes es muy desagradable, me dijo. Por lo visto les enseñan además un pulmón que "era" de un fumador, abierto, para que lo vean bien, y me dijo que en ese caso es mejor que mi hija no vaya. Le aseguré que para él es lo mejor...
Pero ahora resulta que va a ser la única de la clase que no va a ir al hospital, así que por variar, seguimos llamando la atención, por mucho que me empeñe en no hacerlo. Ahora está enfadada mi hija porque no se puede quedar en casa, ya que el profe de ciencias le ha dicho que ha arreglado que vaya mañana a una de las clases de quinto, pues en casa sin cole no se puede quedar, que tiene obligación de estar esas horas en clase, lo cual a mí me parece bien. Ella me ha pedido que llame mañana y diga que está mala, pero entonces si que montaríamos el escándalo, y yo estoy dispuesta a protegerla, pero tiene que apechugar con las consecuencias: yo soy la primera que entiende que no vaya al show del hospital, aunque sea la única, pues me parece bestial lo que tienen previsto, pero no por eso tiene fiesta, que tiene que pagar un precio. ¿Que qué tienen que ver los papilomas con la broncoscopia en vivo delante de niños? Nada, pero pienso que ni tanto cuidado y mimo con las cosas más simples, ni tanta crudeza con la realidad que ya es lo suficientemente cruel. El profesor me aseguró que tras esto no fuma la mayoría, que la "terapia" preventiva funciona, pero también me comentó que hay una niña en la clase, cuyo padre fuma como un carretero, que lo está pasando muy mal estos días, que se toma este asunto como algo personal y que se lleva todas estas preocupaciones a casa y que esto está provocando conflictos con el padre. Ahora pienso que el profesor que imparta la materia tiene que ser no fumador entonces, para predicar con el ejemplo, supongo, si no qué timo. Y ahora me acuerdo de la frase con la que me despidió el profesor: "No se preocupe que el próximo tema es menos crudo: el sexo". Ni me quiero imaginar que se les ocurra darles explicaciones en vivo...
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