Hace poco estuve viendo unas páginas en internet sobre bares gais en Hamburgo (todo por mi proyecto, del que todavía no he hablado) y cada vez que me acuerdo exclamo "Jesús, María y José", como decía mi abuela de vez en cuando al leer noticias truculentas. Si lo digo no es porque me escandalice, sino por lo que hay ahí al alcance de todos en nuestra ciudad y que no sabemos ni que existe siquiera, y menos en barrios de vida tranquila, familiar y "perfecta", como el mío. Vi imágenes de sillas y estructuras sobre las que colocarse que sonrojan al más pintado, y eran bares de los que mencionaban que tenían duchas, y cabinas para no sé qué... También organizan exposiciones de pintura gay, con imágenes bien claritas, en las que los atributos quedan muy marcados, o fiestas en los que se puede ir vestido de cuero y látex o lo que sea. De todo ha de haber en la viña del señor, y a mí parece muy bien, pues cuanta mayor oferta, menos necesidad habrá de reprimirse y que explote por otro lado. Porque no entiendo por qué a los heterosexuales les ha de molestar que haya otros distintos a ellos, o que sigan pensando que para esto hay tratamientos, como las declaraciones tan desfortunadas de Durán, de CIU en los últimos meses. Que alguien siga predicando hoy día que la homosexualidad puede curarse es como que la iglesia siga ignorando la realidad.
El Papa volvió a decir el otro día que para prevenir el sida, lo mejor es la abstinencia. Amén. Preservativos, ¿para qué? Y por eso me alegro cuando leo noticias gratas relacionadas con la iglesia. Por ejemplo que este sábado abrirá la iglesia católica de St. Joseph, en pleno St. Pauli, nada menos que en la calle Große Freiheit, la 'Gran Libertad'. El nombre de esta calle hace referencia a la libertad religiosa imperante no solo en St. Pauli, sino en Altona, el distrito al que pertenece, otorgada por el rey de Dinamarca en el sigo XVII. La iglesia sorprende por la vecindad en la que está situada, entre "religiones" de clubs, salas de concierto, espectáculos de sexo, e incluso la calle de la prostitución de travestis. El rey de Dinamarca, país del que formaba parte este barrio, le otorgó también a esta iglesia de Altona en 1658 el privilegio de la libertad religiosa, conviertiéndose St. Joseph en la primera iglesia católica erigida tras la reformación protestante en todo el norte de Europa. La iglesia, de fachada barroca, llama de por sí la atención en las noches de marcha por St. Pauli, pero este sábado, por comenzar el Adviento al día siguiente, quieren llamarla más aún, realizando una noche de puertas abiertas a los fieles de la noche. Estupenda idea. Otro club más abierto.
Y otra noticia muy sonada estos días ha sido que la iglesia católica alemana quiere vender su editorial Weltbild porque venden títulos demasiado "mundanos". Me explico: es una cadena de liberías y venta en internet en la que la amplia oferta de libros de contenido erótico era algo que no le gustaba al Papa, ya que la editorial, que comenzó publicando hace 63 años un periódico de la iglesia, ofrece en internet; hasta 2.500 títulos si se busca bajo el tema Erotik. La oferta creció y creció según las demandas de los seres, que son humanos, al igual que St. Pauli y las ciudades abren sus puertas a todo tipo de confesiones (sexuales) y libertades . Lo malo es que siempre tenemos a Roma y a los ciudadanos de Dios para jorobar lo andado.
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