sábado, 5 de noviembre de 2011

Bichitos

Hay semanas pesadas, pero hay otras pesadísimas. Ésta ha sido una de las últimas, ya que ha terminado con piojos, algo inédito hasta ahora. Ayer por la mañana me llamó mi hija a las seis y media al baño y me enseñó un pelo que se le quedó en las manos mientras se peinaba y sobre el que caminaba un bicho, tan tranquilo. No sé si bajaba o si subia, pero iba tan a gusto por el pelo. Por la hora y el sueño que yo tenía me pareció surrealista la imagen, pero el resto de la mañana la recordé y más cuando empecé a notar picores en el pelo. De repente recordé cómo al dar clase el otro día sentí tal picor que pensé que mis alumnos pensarían que tendría la sarna, de como me rasqué. Y cuando me vi las liendres al rebuscar ante un espejo, me fui directa a la farmacia. Y empezó la operación "desinfección". Tuve piojos de niña una vez, y se me quedó grabado ese caminar en la cabeza que siento ahora desde ayer. He lavado todo, y ayer nos acostamos mis hijas y yo con una loción en la cabeza que hoy por la mañana ha dado sus frutos: piojos muertos y liendres en las tres cabezas.

He pasado por muchas epidemias de piojos en guarderías y colegios, y siempre nos habíamos librado. Pero alguna vez tenía que tocarnos y yo no me libro tampoco. Aquí en Alemania hay obligación de anunciarlo al colegio, y hasta que el médico no dé permiso al crío de poder ir a clase, no puedes mandar a tu hijo, y si te pillan te la puedes cargar. El caso es que los piojos los ha cogido mi hija mayor de alguien que no ha dicho que los tiene, y ahora me debato entre anunciarlo a bombo y platillo en ambos colegios y que nos señalen con el dedo, o hacerme la loca y mandar a mis hijas como si no hubiesen tenido nada, como han hecho otros. El problema de esto último es que al no controlar la gente las cabezas de sus hijos, ésto podría convertirse en una epidemia, y mis hijas se podrían contagiar otra vez y yo tener que lavar todo de nuevo, y llevo dos días terribles. Pero si lo digo, a saber los días que no podrán ir al colegio, a pesar de no ser peligro para nadie.

El mundo se cae a pedazos y yo estoy obsesionada por unos bichitos. Ayer una conocida mía me decía lo mismo pues venía de hacerle un examen a su perro. El perro aprobó, y me comentaba que cuando vio a esa cola de perros con sus dueños se preguntó lo mismo que yo: que el mundo está de pena, y allí estaba toda esa gente durante horas con sus perros, para que puedan ir por la calle sin correa y se lleven su diploma a casa. Para eso tienen que atender al "ven aquí", y demás órdenes, y si no suspenso para el perro. Ella me preguntaba si en España es igual, y le dije que no: que en España cada uno va con su perro por la calle como quiere, y que si el perro muerde a alguien, que entonces se aclaran las cosas. Más bien deberían examinar en España sobre retirar la caca de los perros, examinando a los dueños en una situación real.

Se puede institucionalizar todo, y seguro que hay especialistas en piojos, como me voy a hacer yo tras ésta. Alguien me hablaba de unos peines hay en España que los electrocutan, y yo dije que eso probablemente está prohibido aquí, por maltrato animal. Pero de la manera que sea no va a quedar ninguno, palabra de honor. De ésta no me he librado yo tampoco, como de casi ninguna, y por eso pienso desde ayer en una de las frases de mi madre "El que con niños se acuesta, cagado se levanta". Qué gran verdad.

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