domingo, 8 de mayo de 2011

Sitios para siempre

Tengo épocas de nostalgia de ciertos lugares. De Madrid me entra mucha morriña en junio, por diversos motivos: por recordar el comienzo de los veranos largos de calor de mi infancia, y por la Feria del Libro de Madrid, por esa luz primaveral tan de España, y ese placer tan absurdo de pasearte entre masas de gente viendo libros. Pero lo es para mí.

Y entre abril y mayo me acuerdo mucho de Bruselas, durante las tres semanas en las que están abiertos los invernaderos reales, los Serres van Laeken. La primera vez que los visité, fui sin esperar nada, y me sorprendieron tanto, que volví los años siguientes, en ocasiones hasta dos y tres veces por temporada. Se pueden visitar durante el día, pero los fines de semana vuelven a abrir por la noche, para disfrutar de las mismas maravillas pero con la iluminación nocturna.

Este fin de semana cierran sus puertas a los visitantes, hasta el año que viene, para pasar a ser único disfrute del rey de Bélgica o probablemente aún más de los jardineros y expertos que trabajen en ellos. Si yo fuese jardinera, me encantaría trabajar ahí o en ningún sitio, y por eso en mi jardín no muevo ni una hoja, pues jamás llegaré a tal belleza.





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