viernes, 6 de mayo de 2011

Lo que cuesta disfrutar

Los agricultores están muy preocupados por sus cosechas. Llevamos lo menos 5 semanas sin lluvia, y eso es algo que no suele darse aquí, por lo que todos claman al cielo: los agricultores, que temen por las pérdidas; los que se preocupan por el estado de los bosques, ante el peligro de incendios; los alérgicos, ya que coches y ventanas están cubiertos de una capita verde de polvo, el polen que en esta época de explosión vegetal hacen de Alemania una nube de polen, y que debe de ser una tortura para los alérgicos.

Cinco semanas de sol. Yo saboreo esta frase al escribirla, viendo un cielo raso a diario casi y me siento como si me hubiese tocado la lotería pues la primavera del año pasado fue malísima (yo tengo una muy buena memoria histórica para el tiempo). Entiendo las quejas, pero digamos que aquí todo está concebido de acuerdo a las cantidades inmensas de lluvia que caen, que si tenemos tantos bosques y verde, es porque llueve tanto, y no porque esta parte de la tierra sea tan generosa con nosotros. Los productos no son tampoco los más adecuados para tiempos de sequía. Digo yo que si en vez de plantar tantos espárragos (blancos), tantas fresas y manzanas o tantas coles, no podrían dedicarse a otros cultivos e introducir sandías, melocotones, o naranjas, porque así no nos van a dejar alegrarnos nunca de que por fin podemos estar sin paraguas, botas o gabardinas, que la ciudad tiene un aspecto de Costa Azul con el agua tan maravillosa que hay por todas partes y el reflejo del cielo azul tan limpio, que los cafés y las calles están llenos, que la gente pisa la calle y no se traslada con prisas de un lado para otro y que parece disfrutar.

Entendibles son las quejas de los agricultores al tratarse de su existencia, pero me alteran los agonías para los que su jardín es más importante que la vitamina D y la alegría "p'al cuerpo" que da el sol. Como he dicho en más de otra ocasión aquí y en otro lugar del ciberespacio, aquí tienen el tiempo que se merecen: agricultores, bosques y la gente. Yo lo que pido es que me dejen disfrutar sin recordarme todo el tiempo en periódicos y noticias en televisión que debería llover, que esto ya es demasiado, y que muestren continuamente mapitas mostrando el peligro de incendio forestal, con colores rojos fuego. Mucha gente aquí se queda tan ancha al decir que en su vida diaria prefieren el mal tiempo, porque para trabajar es mejor, pues el buen tiempo te quita las ganas (ahí noto siempre un tonillo como diciendo "por eso aquí trabajamos mejor"), pero eso sí, como vayan de vacaciones en febrero a Mallorca, y llueva, vuelven mosqueados y como si les hubiesen engañado, porque si pago para tener buen tiempo, así ha de ser.

Pero no se puede controlar todo, que no... ni aquí ni en Mallorca. Y por eso hagamos de otro fin de semana más una fiesta en nuestro interior. Cerremos los ojos, empapémonos de sol. Que esto no dura. Que no.

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