viernes, 20 de mayo de 2011

Demagogias

No anda muy atinada Merkel últimamente en sus comentarios. Los de esta semana no tienen desperdicio, exigiendo que todos los países de Europa se igualen en vacaciones y jubilaciones. Ella parte de la base de que en Alemania se trabaja más, que la gente se jubila posteriormente, y que hay menos vacaciones que en otros países. Pero no es el caso. Los alemanes tienen 6 semanas de vacaciones al año. En España son un mes, que sumado a las fiestas, que son bastantes más en España, vendría a ser lo mismo. El problema de lo que ha dicho es que no se ha informado bien antes de hablar, pues de la misma manera aquí ha habido durante muchos años jubilaciones demasiado anticipadas y las sigue habiendo, y todo eso lo estamos pagando todos. Me resulta chocante además que hable de armonizar Europa, cuando en Alemania entre los estados federales hay tanta diferencia, no en el número de días sino en las fechas, pero sobre todo en otras cuestiones básicas como en educación, ya sean los horarios o peor aún el nivel de la enseñanza. El problema de declaraciones así es que son pura demagogia. Ella renfuerza mediante sus palabras los resquemores de muchos alemanes que piensan que ellos son los únicos que trabajan de Europa y que los sureuropeos son unos vagos y malos administradores. Como de todos los estereotipos, incluso del de que Alemania esté tan bien organizada, podemos dudar.

Estoy harta de noticias huecas, bulos engañabobos, y de que la gente no piense. Lo mismo ha ocurrido en los últimos tres meses con la noticia aquella de que Alemania ofrecería trabajo a tantos españoles. Jamás, salvo en una frasecita publicada en el semanario Der Spiegel, tuvo repercusión esa oferta de Merkel aquí, y por la cuenta que le tenía no trascendió a la opinión pública. Es más, a tanta pregunta desde España de familiares y amigos, no he hecho más que reiterar que eso NO ha sido nunca noticia en Alemania, que aquí se habla de ingenieros e informáticos que podrían venir de fuera, para suplir la demanda, pero jamás se habla ni de otras ramas laborales, ni de que concretamente fuesen a venir españoles. Ni se ofrecen programas gratuitos de enseñanza en el que cualquiera de fuera podría apuntarse, porque los que estamos dentro ya suponemos carga suficiente para un país que vive de ingenierías y que recorta en educación, cultura, y gastos sociales, como en el resto de Europa.

Hace poco leí una noticia que me volvió a recodar toda esta bola de nieve estúpida: un artículo que apareció en el Süddeutsche Zeitung, un periódico serio, titulado, "Madres, mayores, y parados: ¡a trabajar!". Como un titular así no me puede dejar indiferente, a mi indignación por la noticia de que esa falta de personal cualificado se suplería de estos tres grupos (y no de españoles) se sumó una llamada a la calma que hago ahora: con lo que Alemania quiere solucionar la falta de personal cualificado es con gente como yo, más parados y jubilados. Por suerte entro solo en la primera categoría, aunque lo de mayores podría ser pronto, si el estado alemán sigue negando que para que todas esas madres altamente cualificades se incorporen al mundo laboral, debe haber la infraestructura inexistente. Y con esos mayores, se refiere el gobierno de Merkel a todos esos que se han jubilado (bastante) antes de cumplir los 65. Si hace política europea, haga primero de puertas adentro, señora canciller.

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