jueves, 5 de mayo de 2011

Ingeniería alemana

Uno de los eslóganes publicitarios que quiere vender el perfecto engranaje de la máquina industrial que es Alemania para el mundo es la frase lapidaria con la que terminan en España anuncios de coches o productos alemanes: "Ingeniería alemana". Pero podríamos añadirle el subtítulo de "En todas partes cuecen habas". Ayer una noticia hizo abochornarse a más de uno de la Oficina Federal de Transportes Ferroviarios. El puente más elevado de la red ferroviaria alemana, el que une Solingen con Remscheid ha sido sometido en los últimos meses a una reforma, durante los cuales ha estado cerrado al tránsito de trenes... y viajeros. Lo de los viajeros es un "pequeño" detalle, pues la "ingeniería alemana" se ha olvidado de ellos: en el cálculo de la estática del puente, al calcular el peso que pasará por encima de él, se han olvidado de los viajeros de los trenes, por lo que han tenido que volver a cerrar la línea, dejando otra vez a la zona incomunicada. Y lo que en tren, cruzando ese puente, es un trayecto corto, se convierte en una buena vuelta en autobús para montones de trabajadores que se desplazan a poblaciones cercanas, pues no existe si no conexión entre estas dos localidades, y el autobús ha de bajar por carreteras con curvas al valle del río Wupper y volver a subir a la población del otro lado.

El trayecto volvió a funcionar el lunes, tras cinco meses en obras, para cerrar un par de horas después. Ahora tardarán otros cuantos meses en poder circular con viajeros de nuevo, y ahora pasan los trenes vacíos de un lado al otro. Considerando que el puente Müngstener lleva 112 años en funcionamiento y que cuando lo inauguraron, en 1897, no había ordenadores ni muchas de las herramientas de hoy día, podemos concluir que el arreglo es estos meses es una buena obra de la chapucería alemana, que como en todos los países del mundo existe. Pero pensando y pensando, se me ocurre ahora si en otros países se darían cuenta del fallo técnico a las horas de empezar a circular... Y como esto es Alemania, ahora han prohíbido también la circulación de los trenes vacios o sin Fleischgewicht, sin "el peso de la carne", como en la jerga de la ingeniería ferroviaria se llama a los pasajeros. No parecerá considerable, pero a unos 3000 de media que pasan a diario por el puente, mejor que lo hayan cortado. Ahora vuelven las obras, y los que sellan los permisos oficiales cuando esté listo mirarán ahora con lupa todos los cálculos.

Por cierto, ése sí que es un puente suspensivo, con sus 107 metros de altura.

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