miércoles, 3 de octubre de 2012

Pobre país constructor

España está triste, no cabe duda. La crisis es palpable en cualquier lugar. Encuentro todo bastante vacío, y cualquier conversación termina con alusión directa a la crisis. Entre las noticias de la televisión y prensa, y las conversaciones con la gente, la desolación que se palpa es inmensa. Mi impresión es que lo gordo está todavía por llegar. Y me vuelvo a preguntar una vez más si es que en España la riqueza fue una quimera, un espejismo o siempre fue un país pobre con unos años en los que nos creímos ricos.

Algo así debió parecer a lo largo de la historia. Hoy he visitado el Monasterio de El Escorial, y menudo "ladrillazo". La riqueza de ultramar tras el expolio en América fue invertido en palacios y catedrales. Hoy, día de diario, no había mucho turismo por allí pero varios grupos escolares uniformados. La guía les contaba a los críos que en esa época los monarcas cambiaban de palacio según la estación: el verano, para estar fresquitos lo pasaban en El Escorial, el invierno en Aranjuez, y en más palacetes, moviendo bártulos y séquito de un lado a otro pues no se iban con lo básico. En fin, que mientras unos cuantos vivían como reyes construyendo palacios y catedrales, mausoleos de reyes o monumentos, el pueblo pasaba calamidades y era carne de cañón en guerras y batallas. La serie "Isabel" nos muestra lo bestias que eran y lo difícil que era vivir o peor aún salvar el pellejo incluso si eras hijo de reyes por las luchas dinásticas. Hemos mejorado en cuanto a que no hay escabechinas en los campos y que ni a Urdangarín y a la Infanta les cortan la cabeza, pero sería menester que fuesen a la cárcel como cualquier españolito que robase tan solo un poquito de los que ellos han hecho. Qué triste todo. Los palos en la calle. Que un señor Rajoy diga que está orgulloso de los españoles que se quedan en sus casas y no protestan. Le debería dar vergüenza, pues muchos de esos están también indignados. Me cuenta un amigo mío, profesor de instituto, que en el suyo están a la espera de que la Consejería de Educación les mande a cuatro profesores que necesitan, y estamos ya en octubre. Los médicos de los ambulatorios y hospitales realizan su trabajo tan dignamente como siempre pero luego se manifiestan, porque los recortes pasan y pasarán factura. Se hicieron hospitales que están vacios, aeropuertos no necesarios y las arcas se quedaron vacías para lo más básico. Pisos y chalets por doquier masifican el paisaje alrededor de las grandes urbes, muchos de ellos vacíos. Pobre país constructor. No se aprendió la lección. Pero qué guapa sigue la Pantoja, dice la masa ignorante. Al menos da gusto verla en el banquillo.

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