lunes, 29 de octubre de 2012

Por unos caracolillos

Mirar aquí los titulares de prensa significa a menudo reírse. Miro los del día y me encuentro con la noticia cabecera del periódico local Hamburger Abendblatt de ahora mismo "Caracoles mini contra proyecto de construcción: primeros animales reubicados". La noticia explica que 60 ejemplares de esta especie están siendo trasladados a su nuevo hogar cerca de la zona donde estaban hasta ahora. Los biólogos y peritos observarán como se desarrollan los animales, y si su nuevo hábitat les es propicio. En la construcción de un parque tecnológico descubrieron en el verano de 2011 a estos caracolillos que miden 5 milímetros, y los expertos confirmaron que era la mayor población alemana de estas criaturitas. Se calcula que hay hasta 2500 en la zona. Si trasladan a todos, dependerá de esos 60 caracolillos de Indias, si se adaptan bien o no. Pero los resultados estarán listos en 2016, y mientras tanto esperará la obra del parque logístico. De momento se van preparando los terrenos de la obra donde no viven los caracoles, pero si tuviesen que seguir viviendo donde han estado hasta ahora, entonces habría que planificar otra entrada al complejo. De esta manera el proyecto planificado en 100 millones de euros y que debía estar listo en 2013 se retrasa 3 años y hay que sumarle los 120.000 que ha costado la inspección y dictamen sobre la zona y los 140.000 euros que cuesta el traslado de los 60 animalitos y su observación futura.

Noticias así me hacen mirar la fecha del día. ¿No estaremos en el día de los Santos Inocentes?, pienso siempre. Ahora me imagino cuántas obras se habrán parado en España por encontrar especies raras o protegidas. Eurovegas no lo paran ni aunque encuentren un mamut o una especie "alcorconensis" única, ni aunque haya que derribar parajes naturales, ni nada. Aquí es el otro extremo y por eso a mí me espantan tanto los extremos, de un lado y de otro. El sentido común parece faltar en cosas básicas. En fin, estoy en ascuas de si los caracoles serán felices en su nuevo paraje. No es fácil, de eso estoy segura. Pobrecillos.

Y hoy a las diez y media de la mañana me ha llamado mi hija para decirme que por no funcionar la calefacción en el instituto, que los mandaban a todos a casa. Tal cual; nada de 60 ejemplares, y el resto a aguantarse. Y aquí se ha presentado a los tres cuartos de hora. El resto del día en casa. Y digo yo si no podrían haberse puesto los abrigos y haber dado alguna hora de clase más. Pero aquí no se sacrifica nadie, y menos en los colegios, y enseguida se toman decisiones así. Para qué complicarse. Total, la madre no tiene otra cosa que hacer probablemente.

Si ya he mencionado aquí alguna vez que en mi próxima vida quiero ser un niño alemán, añado ahora que también me vale ser cualquier bichito o bacteria alemana. Me sentiré más protegida como especie que la que soy ahora.

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