domingo, 28 de octubre de 2012

No necesitamos Halloween

Se acerca Halloween, ese día cuya celebración me parece absurda aquí en Europa. Hoy me tocó consagrar la hora de más del día de hoy por el cambio de hora, a preparar los atuendos de mis hijas para las sendas invitaciones que tienen, y menos mal que dispuse de esa hora "de más", pues mi mala leche aumentaba por minuto consagrado a elucubrar. No me gusta quitarles la ilusión a mis hijas, pero hay cosas que me sublevan y ellas saben que no es mi fiesta. Un año más me escaqueo, ya que nunca he hecho, ni hago, ni haré jamás una fiestecilla así. Pero como gente receptiva no falta, siempre tienen dónde ir. Hace poco en Madrid me sorprendió la exportación de la fiesta de la cerveza de Múnich, el Oktoberfest, y me sorprendieron anuncios por todas partes animando ir a una u otra imitación. En nada celebraremos la llegada del nuevo año chino, o si no al tiempo, pues quién nos iba a decir a los de mi generación y otras posteriores que hoy día se iba a celebrar Halloween.

Por suerte el día con la hora regalada ha cundido algo más de la cuenta, diría. Es un día extraño este de 25 horas, y abogo porque todos los fines de semanas tengan 25 horas, sábado y domingo, para que se nos quite un poco la tensión causada por tareas superfluas. Por eso he leido el periódico del día en el día, algo que no logro muchos fines de semana, pues falta la hora mencionada, y me he topado con una noticia de terror, pues para eso no hace falta celebrar Halloween ni nada. En Hamburgo hay un sitio que no conozco, el Dungeon, a la manera del de Londres, que tampoco he visitado, pues no me gustan esos sitios, que muestra la historia de terror de la ciudad: la peste, el fuego y las horas negras de la ciudad, en un viaje de miedo, al que desde su apertura en el año 2000 han acudido más de tres millones de visitantes. El viernes los trabajadores hicieron huelga y no se abrió el espectáculo, y se echaron a la calle con pancartas que decían que lo más de terror del Dungeon es el salario. Vestidos como trabajan, machados de sangre, disfrazados de muerte, de torturadores, de víctimas de la peste, o más personajillos así, fueron unas 30 personas las que protestaron con pitos pidiendo salarios dignos. Con precios para ver el espectáculo de 23 € los adultos y 19 € los niños a partir de 10 años, me parece que salarios de 7,50 € la hora para los trabajadores de las oficinas, y 8,75 € para los actores, son una clara explotación. Además de una subida salarial exigen normas claras para vacaciones, pensiones y contratos. Para poder vivir, tienen que trabajar en más sitios, alegan. El ejemplo es claro para demostrar que la tendencia en Alemania va por el camino de otros países europeos: contratos basura, salarios irrisorios, y ninguna seguridad. Vaticino salarios cada vez más bajos en las próximas décadas en el motor de Europa. La época de las vacas gordas pasó ya hace mucho en Alemania. Aquí hay mucha gente explotada, trabajando por salarios de "terror", y que tienen que pagar alquileres altísimos, y de aquí a unas décadas la diferencia será abismal entre los que tienen y los que no, y si no al tiempo.

Y es que el futuro que se nos viene encima es de terror. A mí el otro día me dieron ganas de sacar el pañuelo y ponerme a llorar en la oficina de la seguridad social para la jubilación. Tuve que acudir a llevar papeles por los años en los que estoy cotizando por estar al cuidado de mis hijas. Algo positivo es que en Alemania cotizas por 10 años por cada niño que tengas, algo inexistente en otros países. Es una manera de compensarnos, pienso yo, por la inexistencia de colegios por la tarde, comedores, rutas, y la falta de infraestructura estatal desde los 0 hasta los 6 años. Fue otro de esos momentos en los que volví a ver que todo es una trampa, y que nos tienen cogidas por los ovarios, al igual que con los minijobs que tenemos muchas. En cuanto te pasas un poquito te toca pagar por todo, y entonces ya no te compensa ganar más de los 400 € al mes. La funcionaria de turno me recomendó a mí, que empiezo a rozar el límite, que deje algún curso, ya que voy a perder dinero. Me pareció surrealista. Por otra parte, la misma funcionaria me dijo que vaya pensando para a partir del año que viene, cuando mi hija cumpla 10 años, buscar una plena ocupación pues ya pierdo mis "privilegios". Salí medio asfixiada de allí. Con 10 años un crío no es independiente para estar en casa solo a partir de la una. ¿Y de qué privilegios me hablan? El desenganche laborar que produce en este país la educación de los hijos es de escándalo, y Alemania está a la cola europea en temas de igualdad laboral entre hombres y mujeres. La edición actual de la revista feminina Brigitte (23/2012) publica un artículo con la pregunta "¿Qué tipo de feministas somos en realidad?" de una periodista e historiadora, Miriam Gebhardt, que critica que mientras en otros países las mujeres luchan juntas, en Alemania nos descuartizamos unas a otras. Lo comparto. Culpa de la situación tan lamentable a las propias mujeres, que capitulan ante todo. Yo lo observo en mis clases. Hace poco salió el tema sobre los colegios, y comenté que mientras que aquí se sigue discutiendo sobre si es aceptable para un crío estar en el colegio a partir de la una, en otros países, como el mío, ya íbamos TODOS al colegio hasta las cinco siendo nuestras madres incluso amas de casa. Las primeras que se sintieron agredidas por mi comentario fueron las mujeres, que justificaron, como siempre, que ellas no han tenido hijos para entregárselos a los colegios tantas horas. Así que que me dejen de Halloween, que yo veo zombis y figuras de terror por todas partes.

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