domingo, 13 de mayo de 2012

Una verdadera obra de arte

En Hamburgo estos meses está puesta entre los dos edificios de la pinacoteca de Hamburgo una araña gigante. El que tenga aracnofobia que no vaya. Pero si no, hasta el 17 junio se puede ver esta obra de arte de 9 metros de altura, con su 8 patas, hecha en bronce, acero y mármol. Obra de la artista francesa americana ya fallecida Louise Bourgeois (1911-2010), que fue muy longeva, y muy productiva artísticamente siendo ya muy anciana, la araña se llama "Maman", y es un homenaje a su madre. Murió con 98 años tras una muy productiva fase como artista en sus últimos años. La obra es el anuncio de la exposicion del interior del museo, pero a mí, tras ver la exposición la araña me pareció infinitamente mejor, y decidí que no hubiera hecho falta entrar a ver el resto, que era arte demasiado raro y que me dijo muy poco. Pero la araña sí. Homenajear a tu madre con una araña así tiene mucho mensaje.

Hoy me he acordado de la araña porque ha sido el Día de la Madre en Alemania. Yo, que lo soy por partida doble, me veo a veces así, como esa araña gigante que da cobijo a sus hijas, pero a la vez deja espacio suficiente para que respiren y salgan y entren. Porque en un Día de la Madre como hoy vuelvo de un fin de semana en Londres con mi hija pequeña y lo hemos pasado tan bien ambas junto con el familiar al que hemos visitado, que me quedo en un limbo de la alegría de lo que supone ser madre, y de disfrutar tanto como disfruto de mis hijas. La viajera, nada más llegar a Hamburgo, tras la paliza que nos dimos ayer a andar y que anoche no sintiese los pies, me ha dicho que le duelen "todos los pies". Tras la risa que me causó el comentario, me acordé de la araña porque justo al salir a la zona de llegadas, había un cartel de publicidad de la exposición de la araña. Quizá no tuvimos los 8 "pies" de la araña, pero nos dolían todos ellos, a ella sobre todo. Y mi hija mayor, que tuvo que prescindir de mí, me ha dicho esta noche que dos días sin su madre es el límite que puede estar, y que una semana no soportaría. A una madre, y más en su día, le da alegría oír una cosa así. Y me sentí como la araña, de bronce, acero y mármol, pues así hemos de ser, de material duro y resistente a todo, porque la labor se las trae. Tienes que tener los nervios de acero a menudo, y ser dura como el bronce y el mármol. El bronce todavía como metal es maleable, como lo es una madre ante el reto que supone ir adaptándose a todas las fases de los hijos, desde que son bebés, niños, adolescentes, hasta que son adultos, y te siguen dando, como dicen mis padres, quebraderos de cabeza, pero el bronce es resistente a la corrosión, así que da igual que los nervios a veces flaqueen. El mármol es duro pero a la vez poroso, absorbe humedad, como nosotras, las madres, que nos mantenemos duras como rocas en nuestra tarea educadora, pero que nos empapamos de lo muchísimo que nos dan nuestros hijos. En realidad, con su obra, Louise Borgeois estuvo muy acertada, pues una araña de esa envergadura, es una obra de arte en todos los sentidos, como lo es una madre. Todos tenemos una, y sabemos que eso es cierto.


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