lunes, 28 de mayo de 2012

Berlín habla historia

A los que nos hace falta poco para hacer maletas e irnos, tentadora es la invitación de una amiga para visitarla en Berlín en un largo fin de semana con lunes de Pentecostés incluido. A mis alumnos de los lunes les di más tareas de lo normal diciéndoles que, como según la biblia ese día el Espíritu Santo les soltó la lengua a los apóstoles, que empezaron a hablar muchas ídem diversas, que aprovechen la inspiración divina, en la que yo no creo a la hora de aprender idiomas, sino en el tesón. Pero nunca se sabe, y yo, tras darles los deberes extra, he aprovechado y me he largado, sin ningún remordimiento.

Lo que me gusta Berlín. Otra de mis ciudades y no sé ya cuántas tengo. Es infinita, y no se agota nunca para los turistas. Esta vez, por el verano que tenemos, tocaba hacer algo más veraniego, como bañarse, pero también repetir con lugares que visité hace 20 años lo menos.

El Estadio Olímpico es uno de las pocas construcciones que quedan de los nazis, fue la sede de las Olimpiadas de 1936. Triste ver las imágenes de un nazismo establecido y reconocido por las naciones que mandaron a sus deportistas. Admiración por ese atleta estadounidense de color, Jesse Owens,  que ganó 4 medallas de oro que ridiculizaron las teorías raciales de Hitler de que la raza aria era superior a todas. El estadio, hoy día el del equipo de fútbol berlinés Hertha BSC, clama todavía esas victorias al evocar todo lo que vino después.

De espanto me pareció saber que uno de los alemanes que ganaron medallas en esa olimpiada, terminó en un campo de concentración, por ser judío, pero en uno "bueno", Theresienstadt, en el que metían a los judíos de categoría, por llamarlo de alguna manera, y que los nazis utilizaron como propaganda como ciudad modelo que les "regalaban" a los judíos. Hace muchos años tuve ocasión de visitar ese campo de concentración, situado en la República Checa, y el cinismo me pareció espeluznante, como ayer con el atleta que ganó medallas, al igual que entonces se me quedaron grabados los dibujos que hicieron los niños judíos encerrados en él. 

El lago Wannsee es la "bañera" de Berlín. Es un lago inmenso y una zona preciosa de recreo, en la que viven los berlineses adinerados, en mansiones preciosas, con sus garajes de barquitos incluidos. En uno de los lados tienen una playita de 1,2 km de largo, con capacidad para 12.000 bañistas. Aseguro que ayer estuvieron todos ellos, y más, pues hasta yo fui. Triste es que en una de las casas de la orilla de enfrente, tuvo lugar el 20 de enero de 1942 la llamada Conferencia de Wannsee, en la que destacados miembros de la Alemania nazi decidieron el exterminio de los judios. Se me pusieron los pelos de punta solo con pasar por delante de la mansión. Al lado quedó el museo de Max Liebermann, del que escribiré en los próximos días, pues el pintor alemán, judío, merece la entrada de post, que llevo tiempo queriendo escribir.

Berlín y Potsdam, Potsdam y Berlín. Ambas ciudades están asociadas en la historia de Berlín. El Palacio de Sanssouci, de Federico II el Grande, sigue rememorando tiempos en el que un rey cultivado quiso hacer de la corte un lugar de encuentro. Para eso se montó este palacete, con sus enormes jardines. La última vez que vi este lugar, tras la caída del muro, estaba abandonadísimo y no tenía nada que ver con lo que es hoy día: un lugar turístico como los muchos palacios reales que hay por Europa. Este año se celebra el tricentenario del nacimiento de este rey. Otro personaje como mínimo de blog...
Y cómo no, un puente, uno, no sé si llamarlo de lujo, pero por lo menos muy importante en la zona. Se trata nada menos que del Glienicker Brücke, que era frontera entre las dos Alemanias. En 1949 justo en la mitad, marcaron con una linea blanca la frontera; en 1952 cerraron el paso a los vehículos privados, y los peatones solo podían pasar con permiso especial. Pero por lo que es especialmente conocido el puente es por el intercambio de espías que tuvo lugar en varias ocasiones entre 1962 y 1986, material, no solo de blog, sino de películas o novelas de espías. El sábado crucé todo el puente andando, mirando a todos los ociosos que navegaban por debajo, y yo misma lo pasé ayer en un barco, consciente de que no es un puente cualquiera, aunque lo parezca a primera vista. 

Berlín es historia, y hoy por suerte, corren otros tiempos muy diferentes y la ciudad es de lo más interesante que tiene Europa. No solo hablan los puentes, sino todo rezuma historias que no debemos olvidar.  


4 comentarios:

  1. Estoy pensando en Berlín como uno de los posibles destinos para mis próximas vacaciones de verano. No he estado nunca pero me han hablado muy bien de esta ciudad. ¿Vale la pena visitarla? ¿Cuántos días serían necesarios para poderla ver con tranquilidad?¿Qué rincones me recomiendas para perderme? Gracias.

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    1. ¿Que si merece la pena...? Habré estado unas 20 veces lo menos y no exagero, y merecería la pena para mí ir 20 veces más mínimo. Berlín no se agota nunca y soy consciente también de que la primera visita se ha de limitar a los lugares clásicos de la ciudad. En Berlín puedes estar una semana o un día, y siempre te llevarás mucho. Yo la he enseñado muchas veces en un día, lo más gordo, claro, pero pienso que 3 ó 4 días son ideales. Mañana escribiré en un post mi visita "clásica" a Berlín, que he mandado en forma de correo muchas veces y que a veces me devuelven con más sitios para completar la lista, algo que me encanta. Te invito, tras tu visita, a trasmitirme los lugares que tú descubras.

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  2. Maria Elena, te estaré muy agradecida si escribes un post sobre la visita clásica a Berlín. Los consejos de alguien que ha estado antes que tú hacen que te sientas mucho más tranquilo cuando vas por primera vez a un lugar que no conoces.
    Me da mucho miedo el tema del idioma porque tengo entendido que los alemanes son muy reacios a hablar en inglés y eso es lo que me echa un poco para atrás porque de alemán no sé pronunciar ni una sola palabra.
    Muchas gracias.

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    1. Bueno, yo no diría que son reacios a hablar inglés, pues no se cortan en hablar lo que sea, por muy rudimentarios que sean sus conocimientos, sino que son reacios a hablar en general con desconocidos. Pero el inglés no debería ser un problema, siendo la capital además, y en los lugares turísticos han de hablarlo, así que no te preocupes por eso.

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