viernes, 25 de mayo de 2012

Síndrome de hiperactividad previaje

Se trata de una enfermedad que afecta a mujeres el día antes de irse de viaje, aunque sea solo por irse un fin de semana. Además de hacer la maleta, aunque sea para tres personas, lavará toda la ropa sucia que hay en la casa, planchará todo, limpiará los baños, barrerá el suelo, recogerá todo. La paciente presenta un cuadro clínico de pánico que le impide realizar primero lo imprescindible, que es la maleta, y luego hacer lo que dé tiempo, y lo que no, que le den. No, el síndrome es tan agudo que primero se hará todo lo demás, y lo último la maleta. O se hará la maleta a la vez que se colocan armarios y se hacen mil cosas a la vez, causando una irascibilidad tremenda en la paciente. No se conocen afectados masculinos por la enfermedad. Ellos se limitan a hacer su maleta y no piensan en nada más. La mujer, sin embargo, pensará en el ¿qué pasaría que si nos pasa algo y alguien tiene que entrar en casa y se encuentra migas en el suelo? Presa del pánico barrerá entonces. ¿Qué ocurre si el que entre, tiene que ir al baño y se encuentra el lavabo y el baño sucio? Ésos hay que limpiarlos entonces, y si la casa tiene más de un baño, también, pues nunca se sabe si el que hipotéticamente entrase haría pipi en cada váter de la casa. Que se deje toda la ropa de los días antes del viaje toda lavada es algo que nadie notará tanto si se ha hecho como si no, pues habrá ropa suficiente que ponerse, de ahí la gravedad de la enfermedad. Pero la afectada por el síndrome no piensa así. Piensa que le dará un patatús al volver cuando vea la ropa sucia de antes del viaje, y venga a su vez con toda la del viaje para lavar. Así que los nervios posteriores se trasladan al día antes del viaje, que no es que sea mejor, pero cegada por el síndrome, lo hará como una zombi y sin pensar.

La enfermedad tiene varios grados. Las pacientes con grado "síndrome de marujeo extremo", se dejan todo perfecto, hasta ni una mota de polvo, los suelos brillantes, las ventanas, todo reluciente. Mientras se consigue, los síntomas serán mala hostia, perfeccionitis aguda, ansiedad, y miedo de no terminar todo a tiempo. Con el paso de tiempo, se baja al segundo grado de la enfermedad, llamado "ay que me da algo si no hago al menos esto", pero afortunadametne el cuadro clínico acapara menos ámbito de acción a este nivel del síndrome: el polvo dará igual, el suelo con barrerlo será suficiente (nada de fregona), la ropa se dejará toda lista, limpia, planchada y lavada, pero la afectada será capaz de dejarla en un cesto sin recoger. Todo un gran signo de mejoría. 

Las causas de la enfermedad siguen siendo desconocidas. Se sospecha de un chip manipulado en la socialización de las mujeres desde su tierna infancia, que les carga de un extremo y absurdo sentido del deber.

El mejor tratamiento es la edad. Cuanto más edad tenga la paciente, más se irá liberando. Se recomiendan un tratamiento crónico con dosis de "amiplín" que irán funcionando cuanto más tiempo se tomen. Al final, la paciente será incluso capaz de dejar cosas sin recoger por ponerse a escribir un post, prueba de que las prioridades van cayendo en su sitio por sí solas.

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