jueves, 19 de enero de 2012

Del catálogo a internet

No me había enterado de la muerte de Werner Otto hasta hoy, cuando ha sido el entierro. Se murió en Navidad, cuando yo no estaba, pero como aquí no entierran de inmediato, hasta hoy no ha sido el sepelio. A Berlín han acudido la crema y la nata de la sociedad alemana, desde políticos a gente de la farándula, pasando por empresarios y mucha gente muy importante. En sus 102 años de vida tuvo tiempo para vivir de todo, desde perder a su madre nada más nacer, guerra, en la que fue herido, nuevos comienzos, tres mujeres, hijos con cada una de ellas; en fin, todo lo que se puede hacer en 102 años de vida y más. Después de la guerra llegó a Hamburgo con su primera mujer y sus hijos y sin nada, donde en 1949 estableció con cuatro empleados y un capital de 6.000 marcos una empresa de venta por catálogo de calzado, de la que surgió el imperio Otto-Versand, una empresa gigante con sede en Hamburgo en la que se puede comprar de todo, y que ha generado una de las mayores fortunas en Alemania. La empresa sigue siendo propiedad de la familia Otto, al igual que la empresa ECE. A mí no me decían nada ninguna, pero Otto-Versand es la empresa madre de muchas empresas similares en Europa, como el catálogo de Venca en España. Y la otra, ECE, otro imperio gigante que fundó Otto en 1965, es una empresa de administración de inmuebles grandes, como oficinas, estaciones, u otros, pero sobre todo centros comerciales por todo el mundo,  y que está situada a 10 minutos de mi casa.

Pero si escribo hoy de esto, es porque al leer la noticia he recordado lo que mucho me impresionó todo este mundo de la venta por catálogo, tan habitual en Alemania cuando yo llegué en 1990 y tan desconocido para mí. Por aquel entonces cualquier abuela alemana cogía el teléfono, llamaba por teléfono, y hacía su pedido, desde ropa a cosas de la casa, y el catálogo de Otto era más gordo que la guía telefónica. Llegué a hojearlos para aprender vocabulario en alemán, y porque me parecía curioso que fuese tan habitual aquí ese tipo de compra y en España nadie lo hiciese. Y es que en Alemania la venta por catálogo apareció en los años 50, gracias a personajes como Otto o como Beate Uhse, una mujer subversiva para la época que instaló en Flensburg una empresa de venta por catálogo de artículos eróticos o simplemente fue un importante punto de venta de preservativos en un momento en el que a las familias de bien les daba vergüenza comprarlos en una farmacia.

Hoy día comprar en internet se ha convertido en una práctica tan habitual que me pregunto si les habrán comido terreno a esas empresas. Beate Uhse vende menos que antes, leí hace tiempo, pero no Otto-Versand, donde ahora es más fácil aún a través de internet. En Alemania, las oficinas de correos siempre han tenido mucho que hacer. Cuando dejaron de escribirse tantas cartas a mano como se hacía antes de la época de internet, muchos predijeron que sobrarían, pero hoy día, solamente por los paquetes que distribuyen por todos los pedidos a través de internet, tienen bastante que hacer. Yo compro ya de todo con el clic del ratón, desde ropa a muebles, y me parece comodísimo poder elegir entre tanta variedad de cosas sin salir de casa y que me lo traigan aquí. Y lo mismo pensaba ya la gente en los años 50 que empezó a pedir zapatos en Otto-Versand, que hoy día tiene 55.000 empleados. Al oír estos días que una empresa como Kodak se va al garete por no haberse sabido adaptar a los tiempos modernos, dicen, es todo un mérito que sigan ahí, con una idea tan visionaria que predijo, sin saberlo, todo lo que vendría después.

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