jueves, 18 de agosto de 2011

Menudo año

Al final las cosas son como han de ser. Ayer ganó el Barça la Eurocopa, y menos mal para los madridistas, pues dónde hubiesen celebrado los pobres su victoria con la Cibeles cortada y preparadita para la visita del Papa. Así que con la victoria del Barça, se les solucionó el problema. Que Mourinho meta el dedo en el ojo al segundo entrenador del equipo adversario es penoso. ¿Hay que idolatrar a ídolos que no lo son? Si uno de nuestros hijos hiciese eso en un partido de fútbol del colegio, le regañaríamos, y le diríamos que eso no se hace. Que lo haga un crío de 8 ó 10 años que no controle su rabia, vale, pero un señor cuya fama de implacable es ya tal que no debería ni pasársele por la cabeza dar este paso tan infantiloide, que hoy día hay cámaras por todos sitios, y que por mucho que quiera ahora ignorar el asunto, está ahí. Se van a cargar el fútbol, la competitividad sana, entre los millones que se pagan por "ídolos" y además el comportamiento de muchos aficionados en los estadios. El sábado en un partido de la liga alemana se tiraron al césped latas llenas de vómito, orina y heces. ¿Va a haber que prohibir el fútbol, ante entrenadores tan agresivos y público tan incontrolado como se corta Sol para evitar cualquier concentración humana tildada de peligrosa o antipapal?

Que se idolatre a Mourinho, al Real Madrid, o al Barça es como el culto al Papa. Hoy tomaron la Cibeles no los acérrimos del Madrid, sino los fanáticos del Papa. Por fin llegó, aleluya, porque lleva llegando demasiado tiempo, y muchos madrileños harán tres cruces, como se dice en Alemania que vas a hacer (santiguarte tres veces, pero un decir, no literalmente) cuando te quedas aliviado de haber sobrevivido algo, buena frase, antipapal, diría yo. Cuando vi hace semanas montar en Cibeles el escenario para la llegada del Papa, comprendí que la cosa era muy seria. Oí críticas de los socialistas al gasto por la visita del Papa en tiempos de crisis, y vergüenza les debería dar abrir la boca, cuando no le han quitado en sus años de gobierno ningún privilegio a la iglesia, ni económico ni en otros ámbitos, como en la enseñanza.

Pero si pienso que estamos en agosto, lo que va de año ha dado ya para mucho. Empezó con esperanza, con los movimientos surgidos en el mundo árabe, esas revoluciones tan necesitadas y que en unos sitios tuvieron más éxito que en otros, donde se han convertido en tragedias cuya magnitud desconocemos, como en Libia o Siria. Palabras y lugares asociados a este año serán Fukushima, crisis y más crisis, Grecia, el euro, ¿su rescate?, la bancarrota del sistema, el 15-M, la isla de Utoya, y ahora el Papa y el atontamiento colectivo. Este año no hay gol de Iniesta que nos salve de todo, sino estamos confrontados a  la cruda realidad.

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