martes, 23 de agosto de 2011

10 años del país de las maravillas

Dos mellizos tuvieron el sueño de atraer a 100.000 visitantes al año a la Speicherstadt, a ver la maqueta de trenes más grande del mundo que querían crear. Consiguieron para su propia sorpresa un sustancioso crédito y se pusieron manos a la obra. El 16 de agosto de 2001 abrió en Hamburgo la Miniatur Wunderland, y diez años después han roto todos los récords, con los más de un millón de visitantes anuales que se acercan a ver este prodigio de filigrana y técnica.

Tan solo unos datos:
10% de los visitantes son de Hamburgo
10% del extranjero
80% de otros Estados Federales.
Dan trabajo a 230 personas
Superficie: 1300 metros cuadrado de maqueta
3660 casas y puentes
228.000 arbolitos (casi tantos como los que tiene Hamburgo, el real)
Y lo principal, los trenes, pero que debido a tanto detalle no lo parecen: 930 circulan, con 14.450 vagones.
Personitas hay 215.000

Eso sí que es hacer de un hobby una profesión, y echarse un órdago. El estadio del HSV que han montado, con miles de espectadores y un cesped impecable, con su iluminación nocturna, ya sería suficiente como atracción. Pero son los detalles arrancan sonrisas a cualquiera: un público en un estadio de tenis que hace la ola, mientras la pelota va de un lado a otro; o la piscina al aire libre en la que dos graciosillos le han quitado la parte de arriba del biquini a una chica y se lo lanzan el uno al otro; o la pareja haciendo el amor entre los arbustos; o la chocolatina que sale al apretar el botón de la fábrica de Lindt. Los niños hacen cola... Representados en este país de las maravillas en miniatura, como sería la traducción del nombre, están, además de Alemania, EE.UU., Suiza y Escandinavia. En planificación se encuentran Italia y Francia. Porque esto no se acaba nunca. Los planes de expansión son más que reales y todo llegará.

La impresión es que los creadores de tal fantasía deben estar todo el tiempo jugando durante sus horas de trabajo, pero la maquinaria y perfección demuestra que la cosa es seria y que la pasión se ha convertido en una labor de ingenieria que deja boquiabierto a cualquiera. La ingeniería alemana es capaz de originar, además de todo lo que lleva la etiqueta Made in Germany, diversión y ganancias, y mover a gente de toda Alemania y de fuera, dispuestas a esperar la cola, por desgracia ya a cualquier hora del día. Será porque lo merezca, digo yo, y desde luego que sí. Ahora mismo el tiempo de espera está en 210 minutos, o coger entradas con hora, que es lo más recomendable, y volver el mismo día. Con más de 800 personas dentro, la visita se hace por lo visto insoportable, y ya han llegado al cupo estos días, en los que se cumple su décimo aniversario. Se ha convertido en el destino turístico de Hamburgo que atrae a más turismo nacional. Porque todo alemán lleva un ingeniero dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario