Sevilla y Madrid son ciudades muy distintas. Esto lo ha dicho hoy mi hija pequeña cuando hemos llegado al centro de Madrid y paseado por él. Tras haber pateado dos días Sevilla, lo ha visto hasta ella y le he dicho que me lo explique. A ver, en Sevilla las casas son de colores, más bajas, y hay palmeras y naranjos, me ha dicho. Efectivamente, es distinto, y es que si no no sería Sevilla. A mí me encanta el acento. Me ha sorprendido, aunque no sé por qué la devoción extrema de la ciudad: la cantidad de iglesias, las imágenes con vírgenes llorando, cristoa crucificados. Sin eso no sería tampoco Sevilla. No iré nunca en Semana Santa, pues la ciudad debe estar en éxtasis, pero la Plaza España, preciosísima, el maravilloso Alcázar se pueden ver siempre. Hasta a comienzos de marzo y con mucha lluvia. Sevilla es una maravilla y no es solo por la rima.
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