Seguimos igual. Mis cambios de ayer en esta página weg en la que publico, como si nada, ya que me sigue ignorando y me mete el catalán. Vale, vale. Será cuestión de principios, como yo con los míos, que he ido hoy a por las llaves de mi piso. Y mira que mucha gente quiere hacerme dudar de lo queyo no dudo en absoluto: que si será la decisión correcta; ... oye, mira que no vas a tener jardín y ahora lo tienes; mira que ni siquiera tienes balcón. Que esa calle es ruidosa, y nada comparable con el oasis de paz en el que todavía vives. Menuda alegría hoy cuando me han dado las llaves de mi piso: sin balcón, sin jardín, en una calle con mucho tráfico. Pero es que todo eso me da igual. La gente se vende por un jardín o un balcón, que lo digo yo. Como si tu vida dependiese de eso.
Por eso ahora me he reído a carcajadas con una viñeta de la revista El Jueves en la que un chico tiene un accidente, y los que le van a salvar, al ver sus calzoncillos sucios, lo comentan, y el otro, moribundo en el suelo, dice que prefiere morirse antes que soportar ese bochorno. Recuerdo de niña frases como que la mejor ropa interior es la que hay que llevar si vas al hospital, o el mejor pijama, y luego el resto te pones los viejos en casa. Es como la idea de la mantelería fina, o la vajilla que solo usas dos días al año, y el resto del año duralex. ¿Por qué no tirar los viejos ya mismo y usar solo los nuevos? ¿Por qué no tener solo dos juegos de sábanas, eso sí, de algodón egipcio, y quita y pon? ¿Por qué no disfrutar de lo bueno a diario, y no usarlo solo por el qué dirán, o que digan que lo hago bien porque ahora en teoría toca usarlo?
Volvamos a lo básico. Ahora que estoy deshaciendo mi hogar y repartiendo todo a la mitad, me doy cuenta de que puedes prescindir como mínimo de la mitad de tus cosas, las que dice la "ley" que hay que repartir. Y de las que te quedan, puedes tirar la otra mitad. Ayer comentaba que las mudanzas son una oportunidad ... Yo quiero reducir mi vida a lo fundamental, y eso tengo muy claro lo que es. Y nada de bragas viejas a diario.
Todos podemos vivir con menos cosas. La sociedad de consumo nos vende una idea de felicidad errónea porque los bienes materiales no nos proporcionan la verdadera felicidad.
ResponderEliminarMucha suerte con tu la nueva etapa que inicias. Aunque tu piso no tenga ni jardín ni balcón, estoy completamente segura de que serás muy feliz. Te deseo todo lo mejor. Un beso.
Gracias, Rosa. En esta fase difícil de mi vida, se agradecen todas las palabras de apoyo. Un beso
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