viernes, 21 de octubre de 2011

La clave está en la caligrafía

Hace tres semanas recibí una llamada de la profersora de lengua de mi hija pequeña, que está en tercero de primaria. Me llamaba para pedirme que pusiese a mi hija a escribir durante las dos semanas de las vacaciones de otoño. Su queja era que mi hija se negaba a escribir en caligrafía, utilizando tan solo la letra tipo imprenta, con letras sueltas. Su preocupación era que cuando en quinto pase a la siguiente escuela (primaria se acaba aquí en cuarto), que tenga ese déficit y no sepa escribir rápido. A todo esto cabe decir que en Alemania los niños primero aprenden a escribir con letras tipo imprenta, y en segundo de primaria comienzan con la caligrafía, tras cuyo aprendizaje pasan a utilizar la pluma, a la que atribuyen efectos milagrosos al producir una mejor letra, y entonces les dan un "carnet de pluma", autorizando su uso una vez pasada la prueba.

Justo esa semana yo le había preguntado a mi hija, al ver su cuaderno, que si ya no tenía que escribir en caligrafía, y me dijo que no, que pueden elegir y que como a ella no le gusta, que prefería escribir con la otra letra. Como cada Estado Federal hace en temas de educación lo que le da la gana, y a comienzos de curso decidieron en Hamburgo que la caligrafía es opcional y que es competencia de cada colegio decidir su implantación o no, no le dí más importancia al asunto. Al igual que cuando le pregunté por la pluma y me dijo tan segura que tampoco hacía falta, que la profesora dice que como el lápiz se puede borrar, que pueden escribir así. A las madres se nos engaña muy fácilmente a veces, sobre todo los hijos que se montan las normas a su gusto y de manera tan bien argumentada y te lo dicen haciéndote ojitos además.

Pues resulta que no, que ni puede escribir como le dé la gana, ni debe ignorar la pluma. Así que ha estado escribiendo en las vacaciones, tras comprarle yo una pluma nueva para motivarla y un cuaderno, sobre sus experiencias de vacaciones ( y la escritura y los avances son visibles: hace poco escribió en una hoja y en caligrafía que su hermana "se hace ahora la mayor"... lo cual me pareció muy acertado, anotar con muy buena letra avances en ese mal terrible llamado adolescencia).

Entiendo que mi hija intentara distorsionar la realidad, y apañarla a su gusto, pero para eso está la profesora, para darle un toque y decir que por ese camino no va bien, y que hay que enmendar. Lo mismo ocurre con el problema griego. A mí se me cae el alma a los pies a pensar en lo canutas que lo estarán pasando muchos griegos con la que tienen montada, y esto lo sufren siempre los de abajo, y no los que han llevado al país a estos extremos. Y sin embargo, mal que les pese, tienen que aceptar las reformas, pues no les queda otra. Aquí en Alemania hay poca comprensión a las protestas, y muy mal tienen que estar las cosas si un Sarkozy deja a su Carla a punto de dar a luz en el hospital y se va a ver a Merkel. La cumbre de este fin de semana será decisiva, cuya decisión se ha aplazado ahora, pues los contrapuntos no podrían ser mayores en el tándem francoalemán. París exige fondos inagotables para tapar los agujeros, y Alemania ve que esto es imposible. Al final está siempre la "seño", Merkel, que dice que por mucho que diga Sarkozy, los bancos no pueden servirse ahora del Banco Central Europeo a placer. Es como cuando mis hijas dicen que por qué no se imprime todo el dinero que se necesite, y se acaban los problemas.

Mi sensación es que hemos jugado todos durante años al Monopoly, con dinero de juguete, comprando casitas y adornándonos las calles, y me pregunto que qué hacía tanto economista haciendo ratings y análisis que ni han prevenido nada. Hay que hacer los deberes y hacerlos bien, con buena letra y con las herramientas adecuadas, antes y después. Yo no puedo estar en el euro y tirar el dinero en infraestructuras innecesarias, como ha hecho España con aeropuertos que no son rentables, por nombrar un ejemplo. En Alemania se despilfarra el dinero también cuando el listo de turno tiene proyectos de grandeza, pero en general llevamos años sufriendo recortes previendo un poco más la que se avecinaba. Yo no tengo la solución, ni Merkel, pero desde luego hemos distorsionado la realidad durante demasiado tiempo y los griegos (y otros) tienen mi apoyo moral, pero ahora deberían callarse un poquito.

2 comentarios:

  1. Me resulta curioso conocer el método alemán de enseñar a escribir. Aquí, en España, la caligrafía se ha sustituido por enseñarle a niño cómo las letras se dan la mano unas a otras. Y el lápiz se perpetúa hasta la secundaria, exagerando un poco. Se ha pasado por la etapa de considerar que hay que dejar que el niño plasme su personalidad en la escritura y, por ahí, se ha llegado a no entender lo que escribe. Sin embargo, no podemos decir que los alumnos españoles escriban mal, en todo caso, cometen faltas de ortografía, pero no sé si más que hace veinte años. A veces, los profesores somos los peores embajadores de nuestro sistema educativo, quizá porque somos críticos, porque amamos nuestro trabajo y, claro, porque hay evidencias de que se puede mejorar.
    En lo económico, ha llegado el momento de apretarse el cinturón. Nuestra constitución ha sido reformada para evitar el derroche. El Estado (Gobierno central, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos)han derrochado lo que no tenían para vivir en una nube de nuevos ricos y ahora nos damos cuenta de que seguimos siendo trabajadores, ahora en paro. Todo esto en el contexto de la especulación en la que los bancos tienen mucha responsabilidad.
    Es cierto que todos debemos tomarnos las tareas en serio, pero esta crisis la han desatado otros muy muy poderosos.

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  2. Por supuesto, y ahí está lo trágico, que los que la han desatado no la sufren, y esos poderosos lo siguen siendo. Los bancos tienen mucha responsabilidad, y los políticos, por no haber prevenido mejor. El caso griego me parece especialmente trágico: los de abajo pagan ahora la ineptitud de sus gobernantes, y por supuesto que tienen el recurso de la papeleta en forma de huelgas generales y manifestaciones, pero no creo que por odiar ahora a los alemanes, y echarle la culpa a Europa, vayan a salir de sus problemas. Yo estoy de acuerdo con que se les ayude, pero precisamente por eso pienso que con el malestar reinante, deberían ser algo más silenciosos. Hay mucha gente en Alemania que las pasa canutas y que no llega a fin de mes, y ésos no entienden las ayudas, pues aquí los recortes se llevan notando desde hace años. Por poner un ejemplo, además de los pagos tan altos que realizamos a la Seguridad Social, por trimestre, tenemos que pagar 10€ al ir al médico, lo que supone 40 € por adulto adicionales al año. Esto no era antes así. Además ahora la ecografía no entra en la revisión anual ginecológica, teniendo que pagar otros 42 € anuales, y podría seguir... Si pienso, por ejemplo, en la gratuidad de medicamentos en España para los jubilados, teniendo en cuenta que muchos tienen más dinero que muchos mileuristas, quién es el listo que quita eso, por ejemplo, y antes de unas elecciones, con la de votos que son. En Grecia pasará lo mismo. Al final lo que cuentan son las próximas elecciones, y no salvar al país de mayores catástrofes. El denostado Gerhard Schröder, socialdemócrata, con su agenda 2010 saneó la economía alemana de manera que los que se beneficiarion fueron las legislaturas posteriores del partido contrario, la CDU de Merkel.

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