domingo, 2 de diciembre de 2012

Los 300 panes nuestros de cada día

Hasta que no he tenido una amiga "panarra", no me he dado cuenta de lo que tenemos aquí en Alemania. A mi amiga (española) le ha dado por aprender a hacer pan: nada de las barras de pan de toda la vida, sino pan de cereales, a la alemana, o con más artesanía o mejores ingredientes, como se hacía antes en España. Se lo han cargado todo con la producción industrial, y la norma son barras de pan que saben todas iguales o insípidas y terminan chiclosas. Aquí tengo que admitir que no es el caso, que se cuida el pan nuestro de cada día.

Se puede vivir sin pan, pero le faltaría mucho a nuestra alimentación. Y si encima hay montones de tipos diferentes de pan, más aún. En Alemania hay nada menos que 300 panes que se pueden distinguir claramente, y los alemanes, que son muy previsores, tienen registrados cada uno de ellos en el "Registro Alemán del Pan". Es más, el gremio panadero quiere incluir la elaboración alemana del pan en la Unesco, como Patrimonio de la Humanidad. Razón no les falta, por muy exagerado que parezca. No hay más que entrar en cualquier panadería y ver tanta variedad, y una elaboración más cuidada. O no hay más que hablar con alemanes que viven fuera de su patria: renegarán de los panes del lugar donde viven, y añorarán su pan negro; serán capaces de hacerlo ellos mismos, o si la distancia lo permite, con países fronterizos con Alemania, ir de vez en cuando a la compra en Alemania. O basta con ver la densidad de panaderías por kilómetro cuadrado. En una plaza o calle habrá varias muy próximas. Como bares en España.

Cifras: cada alemán consume unos 53 kg al año de media. Pero los turcos 200 kg, lo cual tampoco dice nada. En Alemania hay 44.000 panaderías, y la variedad es inmensa, como vemos. Un artículo que he encontrado señala que el oficio de panadero no se aprende como profesión en España, que no hay titulación para ello. Aquí sí, ya que cualquiera no puede hacer pan.

Al aprender alemán llama la atención la de palabras que contienen la palabra pan: el Abendbrot, el 'pan de la tarde', que no es más que la cena, aunque se coma una sopa; el Frühstücksbrot, el del desayuno, el Pausenbrot, el del recreo Yo no le he dado mucha importancia a lo largo de mis muchos años en Alemania, pero a través de mis hijas, sobre todo la mayor, que tras una semana en España empieza a protestar y querer pan integral "decente", me he dado cuenta del mendrugo de patria que es para los alemanes que el pan sea de buena calidad y variado.

La gente se queja a veces del precio del pan, aquí también, pero 3 o 4 € por un pan, de buena calidad, no lo es tanto, si pensamos en los ingredientes, en la elaboración. No tenemos problema en gastarnos esa cantidad a veces en una bebida en un bar o en un capuccino, y el pan nos da para más de un rato.

Y con la visita de mi amiga de Madrid, he aprendido de todo: sobre la "masa madre", que aquí es normalísimo que lo lleven los panes, y yo no lo había apreciado. El viernes por la mañana lo dedicamos a turismo culinario: de panadería en panadería, con una selección que yo había hecho con ayuda de internet y un amigo mío alemán. El éxito fue total, en vista a como iba el maletero de mi coche. Tras otros tours de compras mi maletero está llena de cosas más fashion que de panes...
El olor que llevábamos en el coche fue espectacular. Gracias a mi amigo, descubrimos una panadería "de cristal", es decir, transparente, en la que se ve la elaboración, el molino de piedra, y al panadero que decora las bolsas de papel en las que te lo meten, el mismo que elabora y te vende el pan. Luego fuimos a un sitio cerca de mi casa, en el campo, donde elaboran pan con una receta de hace 200 años, sin cambiarla y donde hornean pan de miércoles a sábado, y lo venden de 11 a 13 h. Te lo dan calentito, un pedazo de pan de kilo y medio o dos. A mí amiga le hacían chiribitas los ojos de la emoción y yo me he dado cuenta de lo que no he apreciado durante años. El pan de buena calidad aguanta 4 semanas, leo ahora. Piensen entonces en esas barras que al día siguiente están incomibles.

Mi amiga va ahora de camino a Madrid, con una maleta llena de panes y algún ingrediente que otro. Yo me lo he pasado pipa, y no solo por los panes, pero ha sido interesante ver esta tierra en la que vivo con ojos de "panarra". Sigan haciendo reservas de vacaciones en mi casa, cuéntenme previamente de sus aficiones e intereses, y habrá rutas guiadas especializadas. Es un placer aprender de cosas que uno da por normales y poco importantes.

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