viernes, 21 de diciembre de 2012

Pasen la hoja del calendario

Al ver estos días el gentío en el supermercado, en el centro comercial, y hoy en el centro de Hamburgo, estaba claro que lo del fin del mundo no era serio, por muy de fiar que fuesen los aztecas. Simplemente dejaron de contar días para después de hoy, porque ya contaron tanto que estarían seguros que para el 21 de diciembre de 2012, ya no habría mundo, y más con todo lo que lograron ellos con sus medios. Y lo mucho que se lo ha cargado todo la humanidad después.

Pero nuestro calendario sigue; ¡cómo que nos íbamos a perder la Navidad y el consumo sin mesura de estas fechas! En Alemania parece que el fin del mundo fuese cada Nochebuena, tan perfectamente planificada semanas antes, con abundantes regalos bajo el árbol. Los pobres son estos días más pobres aún, rodeados de gente cargada de innumerables bolsas, que contienen dádivas y rollos de papel de regalo. A ellos se les acabó el mundo hace mucho.

Así que como no se acaba el mundo, y ya son más de las once y media, no me libro de cocinar en Nochebuena, ni de pasar esos días de fiesta que cada vez me gustan menos otra vez, tras unos años en los que me reconcilié con ellos. Tampoco me libro entonces de seguir cabreándome porque esta semana la OECD haya proclamado en su estudio que Alemania sigue a la cola en temas de conciliación laboral, que las mujeres ganan en muchos casos menos que los hombres en los mismos puestos, que no hay casi mujeres directivas, que la mayoría trabaja jornadas parciales por falta de infraestructura, que muchas quisieran trabajar más pero no pueden. Otro año más termina con otra "buena nueva" para el avance de las mujeres en Alemania. Además este año, para realizar la hecatombe final, han aprovado el Betreuungsgeld, la ayuda que les darán a las madres que cuiden a sus hijos en casa en vez de llevarlos a la guardería, que entrará en vigor al año que viene.

Metamos el cava en la nevera y brindemos porque estamos vivos, que no es poco. Piensen en esos locos de EE.UU. que siguen pensando que cualquier ciudadano "de bien" tiene derecho a tener armas en casa. Lo malo de que no se acabe el mundo es que termina otro año igual o peor, y ahora sin futuro, como predijeron los aztecas.

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