domingo, 30 de diciembre de 2012

Otra fracturita

Se puede terminar el año con la misma sensación de cuando se empezó. Mi hija pequeña se ha fracturado hoy la muñeca patinando sobre hielo. Yo no patino, ni en seco ni en hielo, y mi vena histérica de madre española que ve peligros por todas partes, me hizo pensar hoy, cuando se fueron mis hijas a patinar con su padre hoy: "que no pase nada, que mañana es Nochevieja, y nos queda una semana de vacaciones". Pues pasó, y a mí casi me da el penterre habitual en estos casos; digo habitual porque no es la primera vez que la víctima se rompe algo, y en muy mal momento (y cuándo es bueno, pero la otra ocasión fue cuando empezó primaria), y en mi familia llevamos unos años de huesos rotos, ahora que caigo siempre en vacaciones todos; será que nos relajamos demasiado.

En vacaciones no se ha de bajar la guardia, es la primera conclusión que saco. La segunda es que no gano para sustos, y que mi frase favorita según mis hijas, el "a mí me va dar algo", sigue vigente en todo momento. La tercera es la que me dijo mi hija mayor al verme muda y bajo shock cuando volvieron y se fueron al hospital: "mamá, no es para tanto, podría ser peor". Sí, evidentemente, siempre puede ser peor, y no voy a hablar de todos los hipotéticos "podría haberse hecho esto y lo otro" pues a mí con lo que ha pasado ya me basta; me conformo con poco para un soponcio. La cuarta conclusión es que no está mal ser una histérica como yo: yo nunca me voy a romper nada ni en bici, ni en patinete, ni patinando, ni en esquís, ni en trineo, porque me niego a subirme a nada. Me puedo caer andando, obviamente, pero entonces no le podré echar la culpa a ningún cachivache, sino a mi torpeza, y eso va mejor con los histéricos como yo. No necesitamos la aventura.

Ser padres es una carrera de fondo, con sustos hasta la eternidad. Si no que se lo pregunten a mis padres, que no ganan para sustos con sus hijos mayores también, y ahí están, tan panchos, diría yo, pues a pesar de todo, eso parece, aunque sabemos que no es así. A veces me dicen que no pueden dormir, que se preocupan por mí, y por todos. Les digo que basta con que no duerma yo, que ellos duerman a pierna suelta. Pues eso voy a hacer hoy: darme una sesión de spa casero, ponerme el pijama, ver una película, y descansar. El susto que me he llevado hoy ha sido gordo, en un día en el que había decidido tener un día tranquilo, escribiendo, a mi bola. Pues no, la niña se rompe la muñeca. Los duendes se confabulan para fastidiarme el fin de año, yo, que mañana pensaba ver los fuegos artificiales que tira cualquiera aquí subir al cielo y dar la bienvenida a un año que será mejor, no me cabe duda. Pero no lo van a conseguir ni los duendes ni nadie. Es una declaración de intenciones. Llevo cinco años de sustos y sobresaltos, y el 2013 va a ser mejor. Me lo he propuesto.

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