lunes, 4 de abril de 2011

Vergüenza encubierta

Retomando la idea de la entrada anterior, existen más maneras de llamar la atención, tanto por ser minoría en la mayoría como por comportarte de manera distinta a los demás o por incluso aunque hagas lo que hacen ellos, sentirte rara y fuera de lugar. He tardado 21 años en ir a un sitio así, y en aceptar mi desnudez en público y la de los demás como algo normal. Pero hoy ha comenzado una nueva era, y aunque no me parezca normal, me voy a esforzar en que no se note.

Para recuperarme de una lesión y dolores que me tienen alejada de mi bosque desde hace meses (en este blog no se sabe que mi carrera como corredora duró exactamente dos años, y que desde entonces mi actividad deportiva ha vuelto a ser como toda mi vida anterior, es decir, nada), como tengo que hacer bici (y no sé montar), y ejercicios de fortalecimiento de piernas, me he apuntado a un gimnasio. El más apetecible es uno cercano con zona de wellness, bienestar, como se llama hoy día, es decir de spa, piscina, sauna, y todo tipo de espacios relajantes. Hasta ahí muy bien. He ido al gimnasio, he ejercitado las piernas, y luego me volví a cambiar y me puse mi bikini... Ahí estuvo el error. Volví a salir y esta vez me mezclé entre la gente de la zona de relax y no tardé ni un minuto en constatar que la única en bikini, o en bañador era yo. Incluso para meterse en las piscinas hidromasaje había un cartel bien clarito: "Prohibido meterse en traje de baño". En fin, el mundo al revés, pensé. Por lo que me quité el bikini so pena de seguir pareciendo el bicho más raro que ha aparecido en ese sitio jamás, o que me echen por escándalo público. Y he aprendido también, por la sed que pasé en el gimnasio, que a partir de hoy será peor olvidarme de una botella de agua que del bikini.

Lo sorprendente es la naturalidad con que los alemanes se manejan en estas situaciones, y no es cuestión de edad. Personas mayores van tan desnuditas como los jóvenes, y nada de llevar la toalla tapando nada. Se pasean con orgullo de cuerpo serrano, aunque no lo tengan... Así que yo, que al final me moví desnuda de un sitio a otro, tengo que practicar ahora otras modalidades para parecer una "miembra" cualquiera: llevar la toalla sobre el brazo, cual abrigo quitado, y nada de alrededor del cuerpo tapando mis partes, o sobre un hombro, cubriendo al menos un pecho... Se trata de la naturalidad de la que hablaba ayer, y de que nadie note que en realidad preferiría ir en bañador, y que solo con pensar en encontrarme con alguien que conozco estando desnuda y tener que entablar conversación, me parece espantoso. De hecho me encontré con dos que conozco (ahora ya sé dónde están otras madres del barrio en las horas de colegio), pero estando ya vestida, pero si pienso en encontrarme con algún hombre que conozca, y hablar de cualquier chorrada estando en bolas, me parece bochornoso. Pero tendré que irme mentalizando de que al ser el spa del barrio, podría encontrarme hasta con mi vecino de enfrente de allí. "Guten Tag, Herr ..., Usted en bolas, qué tal está, bla bla bla". Para entonces espero estar más adaptada al nuevo medio. Pero no sé si tardaré otros 21 años en perder la vergüenza que me queda. Y eso de que no la tengo, no es verdad.

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