miércoles, 20 de abril de 2011

Cómo vender la moto

Cuando me enteré de que el latín es una lengua extranjera en Alemania, dudé de las facultades académicas del sistema escolar. Que lo equiparen al francés a la hora de elegir una segunda lengua extranjera en el instituto tiene su gracia, y más cuando yo la estudié en bachillerato y me quedó clarísimo que es una lengua muerta. Estos días mi hija ha tenido que elegir qué lengua extranjera empezará el curso que viene, si francés o latín, y la equiparación no deja de tener su gracia. Pero por qué no. Lo malo es que a los chavales les queda otra percepción del asunto, como si pudiesen utilizar el latín en cualquier viaje a Roma. Para leer inscripciones en piedras y museos desde luego, y sin dudar del valor del latin como base para el aprendizaje de otras lenguas, lo dejo en la mera casualidad el hecho de que las equiparen, pues hablamos de dos cosas bien diferentes.

Un par de semanas antes acudí al instituto a la tarde informativa para los padres, para que supiesen qué decisión tan importante estaban a punto de tomar sus hijos, o en muchos casos ellos mismos. Una profesora de francés y otra de latín defendieron lo suyo, y sinceramente, con lo que me gustó dar latín en el instituto y lo bien que lo vendieron, pensé que podría perfectamente recomendarle a mi hija que aprenda latín como lengua "extranjera". Primero nos expusieron los resultados de una entrevista a los implicados en el tema: los alumnos de sexto, a los que les preguntaron que porqué habían elegido una lengua u otra. Los motivos para aprender francés alegados por los alumnos eran desde el sonido tan bonito de la lengua, a las vacaciones que se pueden pasar en Francia, y su posterior uso en la vida profesional. Para el latín alegaron su papel de "lengua madre" originaria de muchas palabras incluso en alemán, aprender la historia de los romanos, aprender gramática, o poder estudiar medicina después. Esto último es una de esas falsas creencias que circulan por ahí, pues no creo que para medicina haga falta más que estudiar vocabulario, y eso se aprende.

Pero los alumnos se dan cuenta del nivel activo de una lengua y el subliminal de la otra con esas respuestas. El latín es la herramienta para diseccionar otras lenguas, para aprender gramática. Esto puedo corroborarlo yo. A través de ella te haces con los instrumentos necesarios para manejarte en otras. Y con la boca abierta me dejaron cuando contaron en la tarde de "venta" que en clase escriben hasta diálogos en latín, y que el libro de texto que utilizan va sobre un niño y su vida en Roma. Desde luego que no tiene nada que ver con el latín que yo aprendí, pues en clase traducíamos "La conjuración de Catilina" y textos por el estilo. Nos mostraron carteles en colores con los que trabajan, y nos hablaron del viaje a Xanten que realizarán los alumnos, un complejo de ruinas romanas bien conservado en Renania del Norte-Westfalia. Los que aprenden francés van de intercambio a París, igualito... Motivos para elegir francés, alegó la profesora, son que los chavales ganan confianza en sí mismos al hablar en una lengua tan diferente a la suya, que adquieren competencia intercultural o que lo hablan 150 millones de hablantes en 35 países. Pero la de latín volvió a atacar: en el latín están ancladas las raíces de nuestra cultura, se aprende a sistematizar los pasos para el estudio minucioso de cualquier materia, y a lo mejor hay chavales a los que simplemente no les va el amaneramiento del francés, y a los que simplemente les gusta el lenguaje desde su punto de vista "matemático" y no comunicativo.

En fin, que decidí, como suelo hacer con estas cosas, que mi hija sería la que eligiese su lengua "extranjera" y ella, tras la hora de prueba que les dieron en clase de cada idioma, me dijo lo mismo que yo saqué en conclusión: que sí, que coge francés, pues es una lengua moderna y que por eso le dará una salida más práctica, pero que se podía perfectamente coger latín. Y ella misma puso la crucecita en la hoja, y yo firmé. Y en octavo, la siguiente optativa será español o arte. Al final es siempre una lengua extranjera lo que se puede elegir cada vez, por mucho que se empeñen, en mezclar peras con manzanas. Pero me siguen pareciendo optativas muy apetecibles todas y prácticas para la vida misma, latín incluido. Y sin embargo, si mi hija tuviese que elegir entre física y latín, estoy segura que cogería latín, pues hace poco me dijo que "en física se estudian cosas que no le interesan a nadie". Y ahí no pude más que asentir de nuevo.

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