domingo, 24 de abril de 2011

Ritos de Pascua

Esta semana lo he visto claro en mis clases al hablar sobre la Semana Santa: los españoles no la celebramos como una sucesión de ritos y los alemanes muchísimo. Les propuse a mis alumnos que me dijeran todo lo que les sugiere la Semana Santa en Alemania y lo mismo para España, esto ultimo con mi ayuda, se sobreentendía. Para Alemania se nos llenó la pizarra con las ideas que asociaban: huevos, comerlos, pintarlos, y buscarlos, huevos de chocolate, la liebre de Pascua, decorar las casas, fuegos de Pascua, desayunos o brunchs de Pascua, comidas en familia, regalos de Pascua, ir a la iglesia, manifestaciones de Pascua por la paz, días festivos (Viernes Santo y Lunes de Pascua). A su lado, para España solo se les ocurrieron las procesiones, y nada más, quedando ese lado de la pizarra casi vacío. Alguno conocía la imagen de los encapuchados tipo Ku Klux Klan, algo que les horroriza para las procesiones. Yo les expliqué que en España la Semana Santa tiene dos significados, uno religioso, y eso para los que la viven de esa manera, pero que quizá el más importante para la mayoría del país es el de vacaciones. Se trata de las primeras vacaciones del año, en un año escolar que va de septiembre a junio todo seguido, con interrupciones solo en Navidad y Semana Santa, y que es el momento de ir a la costa o al pueblo. No hay colegio en todo el país (aquí las vacaciones siempre son distintas según el estado federal). Les dije que sería un buen momento para ellos para visitar las grandes ciudades, que se quedan medio vacías. Pero se me quedaron todos mirando con cara rara como diciendo que cuantísimo nos perdemos, y que debemos ser algo raros.
Pascua es en Alemania una fiesta completamente pagana, llena de objetos y simbología con significado para la mayoría fuera de cualquier conexión religiosa. Y los que se benefician son los comercios con el despliegue de artículos de decoración, huevos de chocolate de todos los tamaños y rellenos. Y en los últimos años parece hasta que exista la obligación de regalar, y a los niños solo les falta escribirle la carta al Osterhase, la liebre de Pascua. Todo llegará. Pero semanas antes de Pascua, mis hijas me dijeron: “Para Pascua me pido…”, a lo que yo, irritada, les respondí que una cosa es que reciban alguna cosita pequeña, pero dada la coyuntura de ocasiones para regalar, que se ahorrasen todo tipo de deseos desmesurados.
Los huevos los pintaremos mañana (se cuecen huevos y se colorean de colores, o se les decoran con pegatinas; mi mentalidad práctica española me dice que es algo absurdo, pues los pintas para comértelos a continuación, pero quién ha dicho que los ritos sean algo práctico). Pero hoy hemos realizado otro rito: yo, liebre de Pascua oficial, he escondido en el jardín huevos de chocolate, que han buscado todo nerviosas, como si no lo hubiesen hecho nunca o siguiesen creyendo en la dichosa liebre. Mis hijas crecen. El año pasado cada una buscó por separado, en plan competición, terminando la pequeña por llorar porque la mayor había encontrado más huevos. Este año han salido provistas de una sola cesta, y el botín era común, indistintamente de quién lo encontrase. Crecen, digo, y maduran.
El domingo de Pascua es un día tranquilo, tras el día de ayer, encajonado entre tanta fiesta, el sábado, en el que los supermercados alemanes registran los mayores beneficios del año. Es el día en el que más ganan, sorprendentemente. Y es un día para irse de compras o a comprar todo lo que uno necesita para estos días de descanso primaverales, que tan bien saben: es el momento de equipar el jardín con hamacas, flores, y de preparar las bicis para las excursiones tan típicas de estos días. Todo eso se soluciona el sábado. Yo ayer, de camino al mercado a las 8.15 de la mañana, vi que el aparcamiento del supermercado, aunque no es enorme, estaba ya lleno. Y en el mercado, a esas horas me costó mucho aparcar y las colas eran de espanto.
Tras todos los preparativos, ahora toca celebrar el hecho en sí de que es Pascua, pues no se celebra otra cosa: se reúnen las familias en desayunos, brunchs, o cenas, y tras los fuegos de Pascua de anoche, continúan los ritos. Dos días seguidos.

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