jueves, 13 de junio de 2013

Final de curso a niveles 5

Mi hija pequeña me controla los huevos que compro. Los que compré el otro día en el supermercado no debo comprarlos más, me dijo ayer, pues llevan el código 5, que quiere decir, como ella misma me explicó haciendo gestos con sus manos, una jaula "así de pequeña" para un montón de pollos. Es el riesgo de tener un hijo alemán, que te mete mala conciencia ecológica a la primera de turno.

También, por suerte, tienen conciencia ante la que tiene montada su madre estos días entre conciertos con la clase de música, fiestas en el instituto, en la escuela primaria, y a todos los lados hay que llevar algo. Una tortillita, una ensaladilla rusa, ... al final tiro de mis recetas de siempre, que además transmiten felicidad, y ahora explico por qué. Ayer, la supertortilla gigante desapareció en nada, y eso que la hice con los huevos "estresados", y muchos padres y madres de la clase del instituto vinieron a mí como sospechosa principal de haberla hecho, para decirme lo que les gustaba y que les recordaba a las vacaciones, a España, al bar al que van siempre en su lugar de vacaciones. En esos momentos se me olvida que un par de horas antes yo andaba corre que te corre para hacer la dichosa tortilla.

Estos días de final de curso los horarios de los colegios son un pitorreo. La mayor me aparece a las doce y media o a la una, la otra sale también un día a una hora y otro a otra. Y yo pendiente para ir a recogerla cuando toca. Como para hacer planes. Esto en Alemania es extremo. Madres a final de curso, y creo que esto es ya internacional, con los efectos de la "globalización" de que los padres de hoy día hemos de ser más padres que los nuestros. Ellos no iban a tantos fregados como nos organizan hoy día a nosotros. A mí me deberían poner como mínimo el código 5, y no soy la única. 

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