jueves, 9 de mayo de 2013

Rayos y truenos

Hoy ha sido jornada festiva en Alemania. Es la Ascensión, de la que ya he hablado en alguna ocasión, o el "Viaje de Cristo al cielo", como se dice en alemán, idioma siempre tan descriptivo. Es el Día del Padre también, y no he pisado la calle, aunque no por ese motivo. No obstante he visto desde la ventana más jaleo en el día de hoy que otros años. Como vivo al lado del río Alster, la zona se prestaba al paseo típico que dan los padres o los arrimados, todos hombres, tirando de un carrito lleno de cervezas u otras bebidas alcohólicas. Han pasado ya a las once de la mañana botella de cerveza en mano, y muchas otras en el carrito, un grupo que iba ya muy alegre. A lo largo del día el jaleo y la imagen se han repetido. Es un día en el que tienen derecho a emborracharse.

Pero en Alemania el tiempecito se las trae, y en un lugar de Mecklemburgo-Antepomeriania (lo siento, pero se llama así), un Estado Federal en el este de Alemania, estaban unas 500 personas celebrando el Día del Padre, cuando de repente cayó un rayo en un grupo de árboles, y de allí saltó la descarga eléctrica al tendido eléctrico cercano y por eso el efecto ha sido tan grande. Hay 43 heridos, algunos de ellos graves.

Siempre digo que este país es inhóspito debido a su clima. Y así es la gente a veces también. Tienes que luchar con la "simpatía" de la gente demasiado a menudo. Yo llevo una semana pensando que si pudiese emigraba. Ahora que vienen tantos españoles para acá, me pregunto que qué hago yo aquí, que ya he cumplido mi cupo de años y ahora sería buen momento de hacer paso a los que llegan. Cuando yo llegué, los españoles que conocí eran o hijos de inmigrantes españoles de los años cincunta o sesenta, o muchas chicas como yo que vinieron por tener un novio alemán y aquí se quedaron.

Hoy llegan ellos solitos, ellos y ellas, y aquí se quedarán un tiempo o para siempre. No, si aquí se vive muy bien, si no fuese por muchas cosas, como en todas partes. Pero tampoco esto es lo que parece y aquí, hasta para celebrar hay normas, y rayos y truenos que te las fastidian.

No me tomen en serio. Que aquí en teoría hay trabajo, y todavía muchos derechos sociales, pero tampoco eso es lo que parece, repito. Y encima a la gente le falta un hervor emocional. Mañana me voy a Italia por segunda vez en mi vida, y espero contrarrestar un poco a un tiempo en el que dejaría espacio a los que llegan. Pero en la vida no decides tú muchas veces, sino tú mismo sabes qué es lo que tienes que hacer. Y los motivos son más que suficientes.

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