lunes, 20 de mayo de 2013

Las diferencias entre una madre alemana y una española

Terminamos un fin de semana largo, pues hoy ha sido jornada festiva en Alemania, Pentecostés. El tiempo no ha acompañado nada de nada, pero algo había que hacer, y una amiga española y yo hemos llevado a nuestros hijos a un bosque, a que escalasen en un recorrido que hay entre los árboles, y que parecía, por la frondosidad del bosque, digno del Amazonas. De camino, el hijo de mi amiga resumió claramente las diferencias entre las madres españolas y alemanas. Nosotras estaríamos todo asustadas mientras los críos escalaban enganchados a cuerdas. Cuidado. Ágarrate bien. No te sueltes. Ay, qué alto está. No te caigas. Y una madre alemana diría. Bien. Sigue. Qué bien lo haces. Venga, que no va a pasar nada. Adelante. Estoy muy orgullosa de ti. Y de producirse un accidente, la alemana diría: Venga, levántate y sigue, que no pasa nada. Esto curte. Y la española: ¿Ves? Te lo dije. Sabía que esto iba a pasar. Mira que te lo tengo dicho. ¿A que te doy encima?

Mi amiga y yo nos hemos desternillado de risa, pero razón no le faltaba al muchacho, y mis hijas se reían diciendo que sí, que es cierto, que así somos las españolas. Luego oímos la descripción tras ponerse las cuerdas y arneses de lo que tenían que hacer y lo que no debían hacer durante el circuito sobre redes, troncos, rampas, y todo esto a muchos metros sobre el suelo, y cuando oímos lo que podía pasar con las manos si las metiesen en tal agujero, y tal y tal, nos pusimos en guardia las españolas, y yo casi preferí no escuchar más.

Por suerte no ha ocurrido nada, y todo se ha quedado en risas sobre las diferencias culturales. Pero para eso nosotras nos desvivimos porque coman al mediodía algo caliente, o no les mandamos a las siete y media de la mañana solos siendo bien pequeñitos por la calle o el metro. Ni los dejamos solos siendo demasiado pequeños.

Yo solo sé que mis hijas, la semana pasada, tras no haberme tenido un fin de semana, al volver me pusieron un menú para toda la semana: un día cocido, otro tortilla de patata, otro croquetas. Alguna ventaja tenían que tener, aunque seamos unas histéricas que ven peligros por todos lados...

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