miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Derechos o torcidos?

Sigo de vacaciones, pero más liada que nunca. Vacaciones en casa con críos no son nunca tales. Estos días están dando para todo, hasta para entrevistas en la radio. No a mí, por suerte, pues no estoy yo ahora para hacer declaraciones de ningún tipo, sino a mi hija. El profe la propuso a ella y a otros dos chicos de la clase para ir a la radio a una entrevista. Como yo soy la madre de la estrella mediática, ejercí de Pantoja y para allá que nos fuimos el lunes. Yo estuve presente durante la entrevista. El tema eran los derechos de los niños y si deben estar incluidos en la constitución de manera explícita y no entre los de todo el mundo. Mi hija le vino a decir a la entrevistadora que ella piensa que aquí en Alemania los niños no tienen problemas y que muy bien si incluyen los derechos en el papel, pero que eso tampoco cambia nada, y que hay que respetar a los niños y a todo ser viviente, aunque no lo ponga en la constitución. Que le pregunten a los niños que trabajan en las fábricas en Bangladesh sobre sus derechos... me dijo ella después.

Aquí los niños tienen otros derechos, como tener los dientes perfectos. Las generaciones de niños de los últimos años no tendrán los dientes torcidos como los de la mía. Entonces nadie llevaba brackets, y hoy todos los llevan. Aunque si me descuido a mí me planta uno el "ortopeda de la mandíbula" como llaman aquí a los del gremio. El susodicho le explicaba a mi hija hace un par de semanas lo que pasaría si no se pusiera el aparato. Y yo mostré mis dientes de abajo. Y entonces me dijo: "eso se lo arreglo yo con un aparato". Le contesté que yo tengo ahora otros problemas... 

Desde ayer mi hija lleva el aparato, y no sé si va a ser mejor el remedio que la enfermedad. Ella, que tiene muy claro cuáles son los derechos de la humanidad, odia ahora a los que le han puesto el aparato: si llega a saber lo que duele y lo mal que lo ha pasado los primeros dos días, y lo que le quede, no se lo pone, asegura. Se siente engañada o desinformada y se queja de que le hayan explicado con pelos y señales todo lo concerniente a los aparatos dentales pero nada de los dolores y de que ahora, salvo cosas blandas, no puede comer nada.

Yo me pregunto por los derechos de las madres, que nos tragamos todo en silencio. Por eso no he ni escrito estos días. Nuestros derechos tampoco están reflejados en la constitución, y el día de la madre lo inventó el comercio, pero la lucha diaria no está reflejada en ninguna parte. Ni siquiera en blogs a veces.




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