sábado, 4 de mayo de 2013

Precios "familiares"

El otro día leí que los cines sacan igual o más dinero con los productos que venden para consumir viendo la película que con la entrada en sí. Hoy he alquilado dos barcas a pedales a la puerta de casa por 11 € la hora cada una, un total de 22 €. El periódico de hoy publica una lista de precios para el zoo, parques de atracciones, piscinas, otros parques de animales o actividades para hacer en familia. El zoo de Hamburgo cuesta 20 € para adultos y 15 € para los niños entre 4 y 16 años. Un parque de atracciones de Baja Sajonia, al que acuden los hamburgueses cuesta 39,50 € para adultos y 29,50 € para niños entre 4 y 11 años. Y todo esto no incluye lo que te tomes.

En Hamburgo acaba de abrir sus puertas este año la llamada "igs", una exposición internacional de jardines. La idea suena tentadora para ir a pasar un día primaveral como los que estamos teniendo, pero al "módico" precio de 21 € los adultos tampoco es ninguna ganga. El aparcamiento cuesta 5 € y te deja a 15 minutos de la entrada. Los niños pagan 6 €, que no es excesivo, pero a una familia ya le sale la broma muy cara. Por ese motivo no voy a ir a esta exposición, y es muy cierto que cuando sacas el monedero para hacer algo con tus hijos te da un tembleque muchas veces. Yo he terminado por hacer otro tipo de actividades que me aportan más, como mostrarles otras partes de la ciudad, parques, barrios diferentes, o hacer excursiones. Prefiero gastarme el dinero en gasolina y en buena comida que en dar vueltas por parques en los que consumes además pizza y hamburguesas a precios de comida "normal".

Ahora entiendo por qué nuestros padres nos llevaban al campo, a pasar el día, con la tortilla y los filetes empanados llevados de casa. Y no recuerdo haber tenido ninguna frustración por ello sino todo lo contrario. Hacíamos cosas pues recuerdo amigas mías del barrio cuyos padres no las llevaban nunca a ningún sitio. No se trata de lo que hagas con tus hijos, pienso, sino de dedicarles tiempo de calidad, y eso puede ser de muchas maneras y para eso no hace falta pagar entrada. Yo ayer me las llevé a Lübeck, aprovechando que estamos de vacaciones unos días. Paseamos por sus preciosas calles, compramos algo del mazapán típico. Nos tomamos un refresco con una conocida a la que hacía demasiados años que no veía, y después nos fuimos a ver el mar, el Báltico. Hacía un aire gélido del que te aireaba las ideas, y terminamos la tarde con un cafelito y una tartita alemana a la hora de la merienda española. Como voy a destiempo aquí, el café estaba vacío, pues los alemanes toman café y tarta a las tres o las cuatro.

Aquí, por cierto, cobran también por ir a la playa, algo que me parece vergonzoso. Encima, se han cargado los puestos de trabajo de las casetas donde cobraban antes personas, y ahora son maquinitas. El colmo de la jeta. La playa cuesta este año 2,60 € antes de las tres de la tarde y 1,50 € a partir de esa hora. Ayer no sabía si por pisar la arena y no pagar cometíamos una infracción. Ay no, mi amnesia del día maravilloso de ayer se enturbia y vuelvo a recordar...: de camino a la playa saltó un radar y me pusieron una multa. En una autopista de 3 carriles a cada lado había que ir a 60 km/h, una velocidad soporífera, pero era por haber casas a los lados y para proteger a sus moradores del ruido, como lo llaman aquí a eso. Me llamó la atención que todos los otros coches con matrículas de la zona fuesen pisando huevos tan tranquilos. Seguro que pensaron que me lo tenía bien ganado, por lista hamburguesa. Así que me va a salir más caro el día de lo que planeé. No, si te sablean igual...

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