martes, 6 de noviembre de 2012

Problemas filosóficos de Hamburgo

Como mi alma viajera necesita alicientes en el calendario, he reservado hoy un vuelo para Milán para el año que viene, con el lema de que todo llega y que mientras tanto no pide pan. Y al reservar y ver que mi amiga, que volará al mismo destino desde Madrid, tenía muchas más opciones de vuelo y por la mitad del precio del mío. Y entonces he recordado un artículo que lei el otro día en el periódico local en el que se rompían la cabeza con diatribas sobre si Hamburgo es una ciudad mundial o global. Para mí la respuesta está clara: NO.

Hamburgo, o mejor dicho, sus habitantes, tienen un problema filosófico gordo: su autodefinición. Qué tipo de ciudad es. Los ciudadanos lo tienen claro con nombres como Weltstadt, 'ciudad mundial', "Puerta al Mundo", y cosas así. Pero yo creo que se exceden. Hamburgo es internacional, es una ciudad grande, abierta al mundo a través de su puerto, pero no es una Weltstadt, una ciudad global o mundial. Si pensamos precisamente en la globalización, pensemos qué ciudades son las que están en la mente de todos los ciudadanos del mundo si les preguntan por las más importantes del planeta. Todo el mundo diría París, Londres y Nueva York, quizá Tokio. En tiempos de antaño serían Costantinopla, Roma, Atenas o Toledo en el siglo X, y Granada cuando el Al Andalus. Berlín lo fue en los años 20 del siglo pasado. Probablemente Viena lo fue en el cambio del siglo XIX al XX.

Pero si seguimos pensando en ciudades de significado global hoy día, quizá lo sean también Barcelona, Shangai, Sidney, México D.F. ¿Pero Hamburgo? ¿Cuánta gente piensa en Hamburgo a la hora de etiquetar bajo ese concepto? Nadie. Lo siento, hamburgueses, aunque os duela. Antes lo son Múnich y Frankfurt, ciudades que desde fuera uno identifica antes como alemanas y tienen un mayor significado para el mundo.

Alemania es el país más poblado de la Unión Europea, con 82 millones de habitantes y a pesar de ello no cuenta con megalópolis pues las más grandes son Berlín, con 4,3 millones en su zona urbana y alrededores, Hamburgo con 2,6 millones si contamos el extrarradio también, pues si no son 1,8 millones, y Múnich 2 millones en toda el área metropolitana. Esto se debe a la estructura federal del país. Mientras otros países cuidan el centralismo, como París como centro del mundo francófono, linguística y culturalmente hablando además, en Alemania no existe esa ciudad referente del mundo germano, ni siquiera Berlín.

Pero aunque siguiéramos haciendo grupos de ciudades "mega", "globales", "mundiales", podríamos hacer ciertos niveles, como 1. París, Londres, Nueva York. 2. Moscú, Amsterdam, Río de Janeiro, Sau Paulo, Mumbai, Pekín, Berlín. 3. Barcelona, Frankfurt, Múnich, Bruselas, Madrid. 4. Estambul, Zúrich, Bangkok, Los Angeles. Hamburgo estaría para mí con ciudades como Estocolmo, Praga, Salzburgo, Copenhague, Dublín, Amberes....

Hamburgo tiene un puerto, que le conecta con todo el mundo a través de esos contenedores que se transportan hoy día a todos los confines de la tierra. Pero eso no significa que la gente sepa decir lo que es Hamburgo y lo que tiene. Yo misma no sabía ni del puerto ni del río Elba cuando llegué, y por contra todos asociamos con Múnich la fiesta de la cerveza y los Alpes, y con Frankfurt el banco Central Europeo o la Srta. Rottenmeier y Clara, donde vivió Heidi a su paso por la ciudad. Hamburgo es una ciudad desconocida en el extranjero. No por ello tiene menos encantos. A todos nos han sorprendido a veces ciudades de las que no conocíamos más que el nombre, quizá el equipo de fútbol, alguna carrera, o algo así. Pero nada más. Entiendo que los que vivan aquí se quieran sentir el centro del mundo, pero no lo somos y está bien así. Si no sacrificaríamos muchas de las ventajas que tiene esta ciudad. De eso es de lo que no se dan cuenta.

Pero no hay más que reservar vuelos para darse cuenta de que esto no es el centro del mundo: volar de o a Hamburgo suele ser caro, no vuelan líneas de bajo coste y hay pocos vuelos directos a muchos sitios. Mi amiga ha podido elegir entre unos cuantos directos de Madrid a Milán, y yo solo uno de Hamburgo a la misma ciudad. Creo que eso responde a estos problemas filosóficos tan absurdos.

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