Hay noticias que alivian, otras que no. Yo el miércoles me levanté aliviada al oír que Obama seguirá siendo presidente. Al mundo ahora mismo solo le faltaba un Romney, otro visionario tipo Bush, para volver a liarla en algún lugar del planeta, o en varios a la vez. Obama se encontró un país arruinado económicamente, pero ha mantenido el tipo, pese a que las expectativas cuando fue elegido la otra vez como primer presidente negro, y otros títulos que tampoco servían para nada a la hora de gobernar, fueron tremendas. No ha hecho milagros, pero al menos consiguió que se aprobase la reforma sanitaria, algo necesario, y en sus filas no cuentan tantos iluminados como en el partido republicano. Me refiero a todos esos que declaran continuamente que si una mujer que ha sido violada se queda embarazada es porque Dios quiere, y que tampoco puede abortar; o los que comen pollo en cierta cadena porque su presidente se mete con el colectivo gay. Hasta partidos de derecha del mundo reciben con alegría que se mantenga Obama. El ministro de Exteriores de Merkel, Guido Westerwelle, ha dicho que es una buena noticia, y Merkel el otro día, en sus declaraciones, parecía contentísima y no me extraña.
Si que Obama se mantenga me tranquiza, no lo hace el hecho de que el Parlamento Alemán acabe de aprobar hoy definitivamente el Betreuungsgeld, ese dinero para fomentar que las madres se queden al cuidado de sus hijos en casa. Aquí vamos para atrás, lo aseguro, y empiezo a darles consejos a mis hijas de que si tienen hijos, que emigren de este país, si su deseo es desarrollar una carrera profesional de acuerdo a sus capacidades, sin tener que sentirse culpables por ello. Tampoco todos los del partido de Merkel, conservador, estaban de acuerdo, pero su partido "amigo" de coalición, los bávaros ultraconservadores, han forzado esta ley, y hoy por ti, mañana por mí, ya se sabe lo asquerosa que es la política. 310 diputados han votado a favor, 282 en contra, y dos se han abstenido. A partor del 1 de agosto darán 100 € al mes a los padres de niños de 1 ó 2 años que cuiden a sus hijos en casa. A partir de agosto de 2014 serían 150 €. Para eso hay que garantizar que no llevas al niño a ninguna guardería o ninguna señora te lo cuida. Justo Kristina Schröder, Ministra de la Familia del gobierno de Merkel, lleva meses batallando para crear plazas de guarderías para todos, al 100%. Genial que en su mismo partido se contradigan todos.
Y antes oí en la radio, que Peer Steinbrück, recientemente elegido por su partido, el SPD, los socialdemócratas, como candidato para suceder a Merkel ha perdido mucho en popularidad, por haberse desvelado los ingresos que recibe por conferencias. De ser un político muy popular, ha bajado mucho, según muestra una encuesta encargada por la televisión estatal, y cuyos resultados han sido publicados hoy. Y lo que baja Steinbrück sube Merkel. Es la política más querida en el país: 68 % de los ciudadanos están contentos con su trabajo. En octubre fueron 67 %. El segundo puesto lo ocupa su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäufle, de la CDU, con un 65 %. Así qué quieren qué les diga a todos los que ven a Merkel como culpable de los males de Europa, que tampoco lo es, aunque no es santo de mi devoción. Aunque íntegra es la mujer, todo hay que decirlo.
Todas estas noticias me inquietan, y lo único que me tranquiliza algo, en un día nefasto para las mujeres de este país, es que al año que viene podré votar. Y me inquieta también que muchos de mis amigos dicen que no van a votar más. No, por favor: miren lo que ha ocurrido en Galicia con tanta abstención. Los iluminados votan todos. Ese es el problema.
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