Anoche la selección española de fútbol se declaró tricampeona, y logró algo muy grande, no solo ya por los títulos acumulados, sino por su juego. El partido de anoche deleitó al mundo, mostrando que es posible ganar jugando bien, sin boicotear partidos a base de patadas o juego sucio, y que no solo se gana por suerte, o por aguantar los minutos reglamentarios tras un gol de suerte. Me hubiese gustado oír a los comentaristas alemanes, anoche sí y no las otras veces. Tras aguantar los comentarios de la televisión alemana sobre todos los equipos y partidos durante la Eurocopa, a comentaristas que parecían comentar el último modelo de un Mercedes o un BMW, analizando el engranaje de su propia maquinaria convencidos de que han dado con la clave perfecta para ganar, y cogiendo con pinzas los productos extranjeros, comentándolos con un "sí, tienen sus virtudes,... pero", "sí, ahí lo han hecho bien, pero no olvidemos...". Yo me puse malísima con la retransmisión de los partidos, pero sobre todo cuando jugaba España. Se notaban las ganas de revancha por la última Eurocopa en la selección alemana, y los medios alimentaron demasiado la creencia de que Alemania iba a ganar, dando la sensación de que los alemanes salen al campo a ganar, y los otros a pasar el rato o porque pasaban por allí por un toque de gracia de la fortuna. Y eso perdió a Alemania frente a Italia. Salieron al campo como ganadores antes de jugar el partido, y se olvidaron de que había que jugarlo, y de que Italia, aunque no sean un perfecto producto de ingenieria, juegan con su juego particular y en esta Eurocopa prometían desde el comienzo. Pero como vimos ayer, si se topan con el buen juego, pierden igual que los alemanes ante ellos. Así que la última semana oí con ganas los comentarios de los partidos en España, que hasta hacían gracia y que ante todo transmitían buen rollito, y no como los alemanes. Imagínense lo que comento arriba, más luego un análisis de un partido hecho por Oliver Kahn. Yo apagué la televisión en más de un caso.
Así que anoche me planté la camiseta de la selección para verlo, lo que jamás había hecho antes, y me lo pasé pipa viendo el partido, como pocas veces he hecho, pues otras veces ver fútbol para mí significa leer el periódico a la vez, o escribir en este blog. Pero ayer, al verlo además en España, y sin los comentaristas tan petardos alemanes, fue muy fácil concentrarse. Jugaron maravillosamente bien, y yo pensaba en lo que dirían los alemanes, que tendrían que reconocer por fin, que no están a la altura, por mucho que se lo crean. Que conste que yo, que no he logrado entender qué significa jugar como "un falso nueve" (y tampoco me interesa mucho, como lo del fuera de juego que aunque me lo han explicado varios hombres, sigo sin entenderlo), no soy la más adecuada para analizar el juego. Pero como para muchos otros que vimos el partido no se trata de entenderlo todo y analizarlo, sino de disfrutar, y en ese sentido los jugadores demostraron anoche lo grandes que son.
Lo que no entiendo es la fiesta interminable, pues para mí el partido terminó anoche, y con que dieran la llegada y algún evento especial, sería suficiente. He llegado a la conclusión de que a Pepe Reina se lo llevan a todos los campeonatos para la fiesta, pues yo no le he visto nunca entre los palos de la portería. Y de que por mucho que la gente pareciese en éxtasis en las calles, esta vez el efecto catatónico no será el mismo de las otras veces. Por mucho que digan, la alegría que han dado al país se da en un momento de amargura enorme, de parálisis, de estar estrellados contra una gran pared de ladrillo. Y por eso hasta creo que el baño de multitudes ha dejado más indiferente que las otras veces.
Cuando vuelva a Alemania tras las vacaciones volveré como triunfadora. No se pueden imaginar lo que una representa al vivir en el extranjero, para bien y para mal, y si bien en los últimos dos años me he imaginado lo duro que sería ser griego en Alemania, de la misma manera cada vez que pronunciaban la palabra rescate refiriéndose a Alemania yo me achicaba algo. Oiré comentarios sobre la victoria futbolística, y como otras veces, la gente me dirá que se merecieron ganar, por mucho que durante toda la Eurocopa los profesionales quisiesen convencer de lo contrario.
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