Que en Hamburgo vivimos metidos en plena naturaleza creo que ha quedado claro. Pero que podamos ir a coger fresas a 10 minutos de casa, no es algo tan obvio ni para mí siquiera. El año pasado llegué tarde, pues cuando quisimos ir, por probar por primera vez, ya había terminado la temporada. Este año, prometí en aquel momento, no se nos pasaría, pero he de admitir que hemos llegado por los pelos. De hecho en el primer campo de fresas en el que probé, la desaboría vendedora de la tienda anexa me dijo que ya no se podían recolectar. Me dirigí a otro campo, esta vez incluso más cerca de mi casa, pensando en cómo les explicaría a mis hijas que se nos había pasado otra vez la recolección. Al fin y al cabo llevaba muchísimos años viendo los cartelitos de "Aquí se pueden recolectar fresas" y siempre me han dejado indiferente, hasta el año pasado. Pero en el segundo sitio tuve suerte. Le pregunté al responsable del campo y me dijo que en realidad ya estaba cerrado, pero que podíamos pasar. Lo mismo le dijo a una abuela con sus dos nietas, y las seis fuimos las únicas en ese rato. El tipo nos dijo a mis hijas y a mí que ya no encontraríamos apenas nada, pero cuando terminamos, pesó las tres cestas y nos dio la enhorabuena por los tres kilos y medio recolectados.
Yo puedo decir que en ese rato disfruté como una enana. Así se lo hice saber a mis hijas mientras caminábamos entre los surcos, buscando las más bonitas, las más rojas, las más más, y mi hija pequeña me dijo: "y eso viniendo de ti". Lo bueno de todo esto es que puedes comerte todas las que quieras, pero yo estaba tan entretenida cogiéndolas, que tampoco comí tantas. Si hay algo que me gusta de Alemania es que puedes hacer las cosas más increíbles al lado de tu casa. En plena ciudad, tienes estas posibilidades.
Poco a poco fuimos llenando las cestitas. Aquí se ve la mía, en plena faena. Y ésta soy yo en plena recolección. Por cierto, hacía tal calor que probablemente por eso pocos se atrevían a la hazaña, pero tampoco era para tanto. Sin embargo antes me he reído al leer los titulares del día en el periódico de Hamburgo y he exclamado "a mí me va a dar algo", que es, como ya saben, mi frase favorita: "Primeros pacientes por la ola de calor en Urgencias: en las salas de urgencia se han tratado ya a los primeros pacientes con síntomas de golpe de calor. Los hospitales de Hamburgo se preparan para un incremento de pacientes". Ya empezamos. Llevamos tres días de calor, que no son más, de verdad, palabra de honor, se lo aseguro, aunque no he estado en el último mes, pero lo he ido siguiendo a través de internet, malísima como soy, aplaudiendo cada vez que veía nubarrones y lluvia, no por los que se quedaban, sino por estar perdiéndomelo torrada al sol. Es que siempre es lo mismo: en cuanto hace un par de días calor, empiezan todos a protestar. El problema es que la gente no sabe cómo comportarse, y cuando por fin hace calor, salen a la calle a cualquier hora, se sientan a pleno sol, y como no están acostumbrados tampoco... En fin. Ya anuncian lluvia para el fin de semana, desagradecidos todos, e inadaptados. El verano ha tocado esta semana, y nos dejará hasta no sabemos cuándo. Los campos de fresas se recuperarán tras la temporada otro año más, y en mayo del año que viene, comenzará de nuevo. Al menos eso sí que es constante. No como los veranos aquí.
Es un plan genial el de las fresas! le voy a proponer aqui...
ResponderEliminarel Dom ya está abierto no?
Pues date prisa con las fresas, pues en realidad se está acabando la temporada. Me dijeron que como mucho dos semanas, así que hazlo ésta. Es muy divertido!!!
ResponderEliminarY sí, ahora está el Dom. La edición de verano suele ser de mediados de julio a mediados de agosto.