sábado, 4 de enero de 2014

Viena, tal cual

Vuelvo a casa después de unos días en Viena. Es una ciudad que sorprende por ser tal cual y como te la imaginabas: monumental, imperial, con intelectualidad suspendida en el aroma de los cafés, con sabor a tarta de chocolate Sacher, con pinceladas de Klimt por todas partes, filosofías, Freud, palacios y más palacios. 
Tiene arte a morir y podría uno pasarse días o semanas en sus museos. Tres desde luego no bastan, pero con esos tres te queda la sensación de llevarte lo más importante de ella. 










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