Otro rito es que las últimas Nocheviejas sean soleadas, y la verdad es que se agradece. Hoy ha hecho un día que parecía sacado de una postal de Nochevieja, con un cielo azul que daba gusto verlo, tras un mes de lo más gris. A mi me parece en cuanto empieza el nuevo año que los días ganan en color, tras los oscurísimos noviembre y diciembre. Cambia la percepción, aunque no la realidad, pues ésa, hasta finales de enero, con días algo más largos, no comenzará a notarse.
Cierro otro año más de blog, que no ha sido de mis más prolíficos, aunque nunca he pretendido que este blog sea cosa de la cantidad de entradas. Me falta el tiempo, y a veces las ganas de descanso le pueden a las múltiples ideas, que terminan por quedarse en mi cabeza y no por salir, como hacían más antes. Ha sido un año de cambios e hitos importantes, uno que recordaré siempre. La vida da tantas vueltas que cuando empieza un año no sabes cómo vas a estar a finales del mismo. La Nochevieja pasada yo no sabía que iba a terminar viviendo al lado de un puente, curiosa coincidencia, y hoy, cuando iba al mercado lo miré contenta. Podría haber sido mucho peor...
Y el año que viene será aun mejor que este. Feliz 2014!
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