viernes, 31 de enero de 2014

Qué práctico todo

La ventaja de estar a 5 grados bajo cero es que te parece que cuando hacía 10 bajo cero, como el sábado pasado, era mucho peor. También que cuando suban las temperaturas a un grado o dos sobre cero, me parecerá que no hace nada de frío. En temporadas así no me apetece nada salir a la calle y entro en mi letargo invernal. Por suerte o por desgracia mis tareas me hacen salir de casa más de lo que quisiera, pero es que hay que hacer como si estar a bajo cero fuese lo norma en inviernol. Yo me cubro más aún de capas de ropa, cual cebolla y a soñar mientras tanto con días suaves y soleados, pues aquí somos modestos en cuanto a pedirle mucho a las temperaturas.

No entiendo por qué en Alemania, si no tienen días así, les parece que no ha habido invierno. Es como lo que tenemos los españoles con el verano, que si no hace calor de verdad y estamos, por ejemplo, a 28 grados, nos parece que no es un verano normal. Yo estos días estoy conduciendo con guantes y el gorro no me lo quito. Hace poco leí un comentario de alguien que decía que por vivir en el Mediterraneo no puede ponerse gorros de lana en invierno, con lo que le gustan... Mujer, visto así, yo tengo ya unos cuantos, para combinar colores y estilos, para darle color al cielo gris y el blanquecino del hielo y la nieve. Debe ser un lujo poderme ponérmelos todos, sí, pero lo malo es que yo no me había dado cuenta. Y desde que he descubierto esos guantes de lana que van sin dedos, ya no me los quito en cuanto salgo a la calle. Otra prenda que no necesitan otros en otras latitudes.

Lo malo de todo esto es que hasta que sale uno de casa con todo lo que hay que ponerse, se tarda. Luego, con tanta ropa va uno acartonado y yo en estas circunstancias pierdo cosas, se me caen y voy en plan torpe por la calle pensando en lo fácil que es plantarse ropa ligera, unas gafas de sol y hala... Pero es lo que toca, dicen muchos. Así que yo miro el calendario, y por suerte termina enero, que no es que lo odie pero es un mes muy soso. Al menos febrero con lo de los 28 días tiene su gracia, y marzo, aunque aquí se hace pesado por la sensación de estar rozando la primavera pero siguiendo todavía en el invierno, me llena de emoción. Yo el otro día sucumbí, y eso tras 24 años en Alemania y me compré un anorak de esos con los que efectivamente no se pasa frío. Importado de Escandinavia, me está resultando maravilloso estos días. Si no me lo compré antes es porque soy una agarrada para pagar por prendas que son solo funcionales pero para nada mi estilo, pero es que tras 24 años aquí he terminado por darme cuenta de que el estilo es algo secudario con estas temperaturas y ante ese viento que te corta en dos. La alternativa es salir aún menos a la calle.

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