jueves, 23 de enero de 2014

Ay lo que le he dicho

No sé ustedes, pero yo a temporadas pienso que hay que pelearse a todas horas con todo el mundo. En poco tiempo me he peleado con Amazon, con los de la televisión por cable, con consultas de médicos, con ineptos en el trabajo, y con fumadores que no respetan a los demás. Nunca he sido militante anti-tabaco, pero desde que mi vecino fuma en la escalera y deja la estela a su paso y lo huelo a diario, estoy más susceptible. Pero es que ya ni se puede comer una una salchicha tranquila. Hoy estábamos mis hijas y yo en nuestro sitio favorito para comerlas junto con patatas fritas, recién sentaditas bajo una carpa instalada para que los clientes coman al resguardo del frío, ya que el puesto está en el mercado, cuando ellas se quejaron de que nos estábamos tragando los humos de los de al lado, tres personas de cincuenta y muchos años. Estaban tomando algo, y no comiendo, y fumando los tres en un espacio muy pequeño, y les rogué que fumasen fuera de la carpa. Si hubiese estado sola no hubiese dicho nada, por conocer la respuesta, pero no quise que mis hijas pensasen que soy una cobarde, puesto que me decían que dijese algo.

El tipo me dijo que de eso nada, que me fuese yo a comer fuera de la carpa pues no ponía en ningún cartel que no se pudiese fumar. Le dije que eso no hacía falta, pues se sobreentiende, y que si no tenían respeto a nadie, y menos a niños que están comiendo tragándose los humos. Le llamé incívico, que fue lo que más natural me salió. Seguimos comiendo y al cabo de un rato nos dimos cuenta de que habían parado de fumar. Mi hija mayor fue muy aguda cuando me dijo que le había llamado lo peor que se le puede decir a un alemán: asozial. Y le dije que es cierto. En España nadie se enfadaría si le llamasen incívico, pero para un alemán es un insulto muy gordo. Viviendo entre normas y reglas por todo y para todo, nada peor te pueden decir como insulto como que estás fuera de la sociedad y eres perjudicial para ella. A nosotros españoles eso nos la trae al fresco, pero no si mencionan a nuestra madre o a los nuestros, y nos insultan simplemente como individuos "únicos", perdemos los nervios.

La respuesta suya de que no estaba prohibido y que por eso lo hacía demuestra este comportamiento, mientras que un español no necesita prohibiciones si quiere hacer algo. Lo hace y punto y encima maldice a la madre del que le diga algo. 

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