jueves, 16 de enero de 2014

Merece la pena

Quizá alguien se haya preguntado por qué con tanta noticia como se ha dado en el mundo entero sobre la situación en Hamburgo en las últimas semanas, servidora no haya comentado nada del asunto en este blog. Simplemente no me parecía nada tan extraordinario. Sí que en EE.UU. desaconsejaran a sus ciudadanos venir a Hamburgo. Esos sí que no tienen ni idea. 

Desde que llegué a Hamburgo hace 24 años ha habido montones de situaciones de batallas campales, incluso más fuertes, con la policía en esos barrios en los que se han producido las revueltas. Eso no ha sido lo nuevo. Sí lo ha sido que hayan sido declarados "zona de peligro" varios puntos conflictivos, dejando metidos en territorio "peligroso" a unas cincuenta mil personas que a demanda de la policía, podían ser registrados o tenían que mostrar sus carnés de identidad a demanda, o cualquiera que pasase por allí. Han circulado imágenes en la red de tarjetas en las que hipotéticamente uno podría coleccionar sellitos de la policía con cada registro, y al décimo la misma te daría un café gratis. Con el mismo sarcasmo las escobillas del baño se han convertido en símbolo de la lucha, tras haber encontrado una a una mujer en la mochila y muchos la emularon y ahora hay tambien pegatinas en las que los huesos bajo la calavera del St. Pauli, el equipo de fútbol con ese símbolo y por extensión del barrio entero, son dos escobillas cruzadas. 

Guasas aparte, la cosa no tiene gracia, ya que el transfondo del asunto esta vez ha sido más grave por la exageración de las medidas de seguridad. Como comenté hace poco en este blog, parece como si estuvieran esperando cualquier protesta para reprimirlas antes de que ocurra nada, y eso es lo que han hecho esta vez: la policía tenía órdenes de ahogar las protestas y por eso las imágenes han resultado tan angustiosas. Claro que hay vándalos en las protestas, pero también mucha gente pacífica que simplemente no quiere que cambie el estilo del barrio y que les quiten esa casa de cultura por muy pintarrajeada que esté, que además es todo un símbolo de ese barrio, les guste o no a muchos. El lunes se levantaron los controles policiales y todo ha vuelto a la normalidad. Sin embargo, los ánimos de protesta siguen vivos como lo llevan siendo ya un cuarto de siglo como mínimo. 

Me ha recordado mucho a todo esto el asunto de Gamonal, el barrio de Burgos puesto en pie de guerra para que el ayuntamiento no transforme su calle en un bulevar, que por muy bonito que fuese, les privaría de aparcamientos, y encima los haría de pago, en un momento en el que no están las cosas para obras faraónicas o de caciquismo, que como todos sabemos es como funcionan estas cosas en España: yo decido sobre este proyecto y le concedo las obras a mis amiguetes. Hoy, casualidades de la vida, hablaba con un chico de Burgos que me decía que este asunto lleva ya año y medio pululando por la ciudad, y que haya tenido que liarse tan gorda para que por fin escuchen a los ciudadanos. Y como en St. Pauli, no hay turismo para liarla donde surja, por mucho que algunos pretendan crear esa imagen, sino que son los mismos afectados los que se manifiestany protegen lo suyo. Cómo puede ser que el alcalde de Burgos sea el dueño del diario de la ciudad, me pregunto yo y muchísimos más. Es la "berluscunización" a menor escala pero lo mismo, y así este asunto es uno de los muchos que han ocurrido y ocurren en la geografía española. 

Lo que sí que esta claro es que por mucho que lo intenten los políticos, los ciudadanos tenemos mucho que decir y que merece la pena protestar ante prácticas tan dictatoriales, y de que decisiones importantes se tomen a dedo.


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