sábado, 26 de abril de 2014

Parecen no tener nada que ver, pero...

Hoy he vuelto al gimnasio tras varias semanas sin tener tiempo, es decir, por estar muy liada, sí, pero a la vez encontrando siempre mil excusas para no ir. El famoso "cerdo-perro interior" que mencioné una vez, que es lo que en Alemania se llama a la vagancia interna que te chafa los buenos planes o lo que tienes que hacer. Pues hoy vuelvo a un curso de curso de gimnasia al que me gusta ir, y me encuentro con el grupo de abuelas marchosas que vaya al curso que vaya, allí están, y da igual el día de la semana que sea, o el curso, siempre están allí. Y claro, así están ellas de lozanas y yo de matada.

Durante los tres cuartos de hora que dura la clase, viéndolas tan ágiles, y estando yo asfixiadita, me acordé de la Nutella. Sé que mis asociaciones no parecen muy lógicas y tampoco lo son, pero es que eso es lo de menos si en ese momento me acordé de la Nutella. Es que justo esta semana, ese gran invento equivalente a la Nocilla española pero mejor, y eso que yo apenas consumo ni una ni otra, ha cumplido 50 años. Y justo ahora investigo, y descubro que es italiana. Y yo pensando desde hace 24 años y hasta el día de hoy que es alemana, pues cuando llegué fue una de las cosas que más me llamaron la atención pues estaba en todas las mesas de desayuno y era imprescindible en todas las casas y yo hasta entonces solo había visto la versión española. Al oír la noticia pensé que la pasta de chocolate lleva 50 años haciendo feliz a la gente. Conozco a auténticos forofos a la Nutella, y en el supermercado hay frascos de todos los tamaños. He llegado a ver alguno de 1 kg por alguna edición especial.

Pero alemana o italiana, da igual. Yo me imaginé hoy a esas abuelas desayunando toda su vida Nutella, y así están ellas. Es otra receta secreta del éxito: la pasta de chocolate y la pasta de la que están hechas esas mujeres. Las veo a todas ellas y pienso en si acaso hacen otra cosa que ir al gimnasio, pero parece que sí. Buen hobby, ir prácticamente todos los días de la semana, y estar mejor que muchas mujeres jóvenes. Luego pensé en las mujeres que se definen por tener la casa como los chorros del oro, y porque el embozo de la cama esté perfecto, y de esas hay muchas de esa generación en España. Cuantas nueras habrán pasado la "prueba del embozo" ante la suegra, o mejor dicho, suspendido. Una alemana de esa generación no sabría lo que es el embozo, pues aquí se usan los edredones nórdicos desde antes de los tiempos.

Ahora parto de viaje unos días, pero sé que cuando vuelva, ahí estarán, pues no fallan. Como la Nutella en cada desayuno alemán tampoco.
 

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