domingo, 15 de diciembre de 2013

Para salir corriendo

Termina una semana jugosa para el mundo en cuanto a noticias e infamias. Yo he sacudido varias veces la cabeza esta semana al pensar en la panda que gobierna no solo España sino el mundo entero. Entre el funeral de Mandela, que hizo abochornar a cualquiera, con Rajoy feliz de pisar el estadio donde Iniesta marcó el gol famoso, a Obama con el trío que formó para la foto que se hicieron a sí mismos, y la cara de pocos amigos de su mujer y el posterior cambio de sitio...; además el falso intérprete del lenguaje de signos que además ya había pasado por la cárcel...

Y como madrileña no puedo dejar de mencionar la patada en el culo que le ha dado Adelson no a España, sino al Gobierno del PP. No se podían doblegar y aceptar las condiciones, dicen ahora. ¿No eran ellos los mismos que no se imaginaban un Madrid sin Eurovegas? Yo siempre he pensado que estaban negociando con la mafia y jamás me creí ni lo de los puestos de trabajo ni que de ahí fuese a salir nada bueno. ¿Para qué exigía si no Adelson que se liberizase la Ley de Extranjería? ¿Acaso iban a pagar a los españolitos sueldos decentes, ni siquiera viendo el panorama actual, pudiéndose traer mano de obra más barata aún del extranjero? Lo de permitir fumar y saltarse toda la legislación ya chirriaba, pero el resto era peor aún, Exigir además que la Comunidad de Madrid asumiese las pérdidas en caso de no salir adelante el proyecto por venir otros gobiernos que diesen marcha atrás al mismo..., ¿pero cómo iba a permitir la Unión Europea todo esto? Ah, no, el gobierno de Madrid se ha retirado, ¡ja! 

Lo que más me duele por lo mucho que amo a Madrid es que la gobiernen unos ineptos que han llegado ahí de chiripa y que hayan tratado de engañar a la gente vendiendo las Olimpiadas y Eurovegas como el futuro de la ciudad. Cada vez que veo tantas ciudades en Europa que en los últimos años se han reinventado a sí mismas o lo están haciendo, realizando proyectos interesantes, sean de arquitectura o de revitalización de ciertas partes olvidadas, haciendo avanzar a toda la ciudad y su imagen, me pregunto qué se ha hecho en y por Madrid en los últimos años. Madrid Río, vale; hacer subterránea la M 30, vale también, pero dejando a la ciudad en la ruina. Y ya está. Los barrios se deterioran y no hay dinero para nada. Los parques infantiles están cochambrosos en muchas zonas, el centro, salvo la calle Serrano y las calles colindantes está sucio y desaliñado. Por Madrid pasan muchos turistas pero a mí por desgracia me siguen tocando el orgullo comentarios de alemanes que dicen que les gusta más Barcelona que Madrid. ¿Por qué? Pues simplemente, yo creo, porque Barcelona se ha sabido vender mejor. Aunque aseguro que en mi última visita salí espantada del gentío de las Ramblas, donde no me sentí segura, y el olor a orina en el barrio Gótico se hacía en ciertas calles insoportable. Pero Barcelona tiene su "marca", y una imagen propia, aunque odio el tema ese ridículo de la "marca España" y siempre recuerdo el titular del periódico El Mundo Today, que decía algo así como "Niño le pide a su madre unas zapatillas de la Marca España". Los titulares ficticios y satíricos de este periódico me hacen reír tanto que les recomiendo su lectura para ratos de cabreo sobre nuestro país.

Los mismos que se inventaron lo de la Marca España, son los que está definiéndola: corrupción y escándalos, chapucería nacional, una justicia que destituye a los jueces que investigan a los corruptos acusándoles de prevaricación (ahora el juez que investiga el caso Blesa), pero que deja que los que han robado a espuertas sigan sueltos o con condenas con las que ellos mismos encima se ríen (caso Fabra). Garzón y el juez que investigaba a Blesa, ambos prevaricadores, qué casualidad. Lo que ocurre en España no existe en otros países europeos, y la imagen que se está dando es nauseabunda.

A los que no viesen anoche la entrevista a Gran Wyoming en la Sexta les recomiendo que la vean. Yo la pillé cuando estaba empezada, pero propongo a Wyoming como presidente de España. Tras lo de esta semana, y justo ahora recuerdo también la decisión de La Moncloa de no permitir que los periodistas pregunten libremente sino solo los previamente determinados para ello, me siento asqueada y comparto el pánico ante lo que todavía nos queda por vivir, pues ya vemos que se puede ir a peor.

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